Un estruendo de me despertó súbitamente, me había dormido sobre una litera improvisada que no se aproximaba ni por poco a la cama que tenía en casa, pero el cansancio que traía hacía que nada importe realmente. El trabajo no me estaba dejando tiempo para descansar, ir de aquí para allá, más en estas fechas tan importantes. Básicamente aproveché que el tipo que está a cargo, desde hace unas semanas, se fue. No parece el tipo más lúcido para esa tarea pero bueno, es lo que definen los jefes.
En éste momento, recapacito y me doy cuenta que este laburo no es lo que esperaba: "viajar por el mundo en cruceros", "salvar el mundo" y si tengo suerte "hacer historia" es una buena premisa si se la venden a un joven de 20 años que solo quiere impresionar a las chicas. Un completo idiota viniendo al peor trabajo que uno puede llegar a tener.
Los estruendos siguen, ya estoy acostumbrandome a ellos, a veces suenan a lo lejos como un intento de danza de sonidos, otras suenan algo cerca y me recuerda a los 4 de Julio que tenía en Nueva Jersey , corriendo de aquí para allá con mis amigos y viendo el show de luces.
Creo que lo único que me permite aguantar eso es ése recuerdo, estridentes juegos de luces y sonidos alrededor casi hasta dejarle los oídos zumbando por días a uno, y yo corriendo, como un niño, a veces por el campo, a veces por la playa, quizás no estén mis amigos de la infancia, pero el toso este grupo de jóvenes que estamos en éste trabajo y compartimos tantos meses juntos, nos sentimos tan amigos como si nos conociéramos de toda la vida.
Me acomodé el uniforme tras despertarme, Billy me ofreció una taza de café para recuperar el calor del cuerpo, porque bajó la temperatura y en cualquier momento vendrán a pedirnos ayuda para guardar la comida en los depósitos. Hoy es 24 de diciembre y los jefes dijeron que tendríamos un banquete por la ocasión.
Pero pregunto qué hora es y ya son las 19:45, Francis (el nuevo a cargo) y 5 muchachos más se iban a buscar las cosas para la cena pero debían haber vuelto hacía ya una hora al menos. Bebo el último sorbo de café con valor, porque no tiene azúcar y el fondo está más concentrado. Hasta dudo que sea café, pero mientras me despierte y me quite el frío, suficiente. Antes de que pudiera dejar mi taza en la mesa, ingresa rápido un tipo de unos 2 metros, no recuerdo haberlo visto antes, pero no interesa, con la voz un poco agitada nos grita a mi y a Billy "vengan, necesitamos ayuda urgente"
Salimos corriendo, las botas pesan mucho, incluso las mías me han generado cayos pero no hay otras para que use, doy gracias no sufrir de juanetes como sufría papá, de todas formas me concentro en el pedido de ayuda y corremos a más no poder.
Al llegar a las puertas del depósito noto que algo va mal, porque los camiones que salieron horas antes no están, hay uno nuevo, el tipo alto nos dice que el grupo que salió antes necesita asistencia, es todo lo que nos dicen, y nos suben al camión
Billy me mira, está preocupado, es amigo de Francis y otros más de los 6 desde que llegó, por mi parte los conozco poco, pero igual toda la situación me preocupa. No podemos charlar con los que manejan porque la caja trasera está separada y no tiene ventanas, así que no puedo ver donde estamos ni por donde vamos.
De golpe una especie de estallido y súbitamente el camión se vuelca, en el movimiento solo veo como la pared metálica de la camión se acerca hacia mi cabeza (o al revés) y todo se pone negro.
Me vuelve a despertar no uno sino muchísimos estallidos, son casi insoportables. No se cuánto tiempo estuve nockeado, pero intento salir del camión rápido. Afuera llueve. Me arrastro para salir por la puerta que quedó abierta contra el suelo, me siento mi perro cuando salía por el agujero de la puerta de la cocina.
Cuando logro estar afuera veo a Billy haciéndome señas desde un costado del camino, un pequeño barranco, me cubro los ojos de la lluvia y casi trastabillando por el barro y la oscuridad llego hasta donde está él y los otros, pero no somos 8 los 8 que salimos (los 2 choferes y los 6 que trajeron de asistencia): somos 5, no se donde están los otros. Miro a Billy, sigo algo aturdido por el golpe, me chasquéa los dedos y revisa mis reflejos, mi reacción lo satisface. Intento preguntarle qué pasó, dónde están los otros, pero uno de los conductores se me anticipa, es un tipo cuarentón, con cara serena pero el cansancio también lo tiene a mal traer, está cubierto de barro y un poco de sangre , tiene unos cortes pequeños en la cara que no están atendidos todavia, el vuelco debió romper el parabrisas y se cortó, mientras observo sus cortes me sacude un poco: "Ey, estás bien? Muchacho creí que no salías de ésta, tu amigo dijo que te diste un golpe tremendo. Bueno, estoy a cargo en éste momento, la misión de ayuda fracasó, por lo visto caímos en una emboscada, dudo que el primer grupo haya tenido mejor suerte. Como sea, ya no tenemos vehículo, y estamos lejos del campamento como para volver a pie". Intento interpretar todo lo que dijo, sigo un poco lelo, donde estamos? Donde están los otros? Qué hora es?. Ésta última pregunta sale de mi boca en voz alta, ni siquiera noté que lo hice. "Son las 23:55 muchacho. Alístate que tendremos fuegos artificiales en cualquier momento, tenemos que hacernos paso hacia el norte, supuestamente tenemos una célula de avanzada a 800 metros. Pero no se si siguen ahí siquiera, pero es lo mejor que tenemos". Billy vuelve corriendo de dentro del camión, me da mi casco y mi rifle. Termino de acomodarme el equipo y tomo la mochila que está en el barranco que usamos de trinchera. No habrá banquete ni celebración ésta noche. Empiezo a caminar y veo a Billy mirando su reloj intentando descrifrar la hora exacta con el resto de luz de luna que atraviesa entre las nubes.
Levanta la vista, y sonríe ampliamente, mete su mano en el bolsillo del pecho, mientras extiende su mano, me dice "Ya es medianoche, Feliz Navidad". Y deja en mi mano un pequeño paquete de chicles a medias. Yo tengo un par de cigarrillos en mi chaqueta, me quedan 2, se los doy. "Feliz Navidad". Nos dimos un pequeño abrazo y empezamos a correr entre los árboles que estan la lado al costado del camino, con rumbo al norte.
Diciembre de 1944. En algún lugar cercano al límite entre Francia y Alemania
martes, 31 de diciembre de 2019
lunes, 2 de diciembre de 2019
Orilla
Hacía días que estaba alojado en ese pueblito junto a la costa. Esos pueblos que nadie va, que no tienen marketing de turismo porque no tienen playas calentitas, sol radiante y gente linda alrededor. No, acá la arena es gris, el agua es fría y mucho viento constantemente, casi que es más sano ir a estar en remera en una montaña que intentar darse un chapuzón en estas playas. Pero yo no soy como los demás tampoco, quizás me gusta esa playa porque es un reflejo de como me siento a veces, además odio los tumultos de gente y de niños que corren, vendedores sacandote medio sueldo por un churro que de tanto estar bajo el sol, es más probable que te de una gastroenteritis que una alegría.
Pero ahí estaba yo, el último día de mis vacaciones, una travesía en la que aproveché las dos semanas que me dieron del laburo para pasar por la casa de mis viejos unos días, hacerme mimar con mamá y charlar sobre fútbol y la herrería con el viejo, para luego seguir hasta esta playa. Me levanté a las 8:30, un lujo que solo me puedo dar en las vacaciones, bajé al comedor del pequeño hotel humilde en el que me estuve hospedando y me serví de la mesa que dejaban para que uno consumiera lo que quisiera, aunque no era mucho. Un par de frutas, dos tipos de pan caseros, manteca, mermelada, básicamente era como desayunar en casa, pero es distinto, esa ruptura de rutina es lo que hace que un desayuno idéntico sea diferente, lo distinto que si tomé durante esos días fue el té earl grey que en casa no tengo porque cuando voy al supermercado no compro, no se si por el precio o por qué, pero me gusta pero no lo compro.
Me senté contra la ventana, que tenía vista al mar, pero entre el hotel y la playa había un estacionamiento, una calle y media manzana de casitas que al estar en la pendiente, no tapaban la visión que la ventana tenía. No era un lugar pintoresco en absoluto, por eso mantenía en secreto a donde me escapaba de vacaciones, porque la gente no entendería por qué me vengo a estos lugares tan grises en pleno verano. El té estaba buenísimo, uno de los tipos de panes estaba medio seco, pero el otro estaba ideal. Quería disfrutar un poco más ese desayuno antes de volver a casa, además que tenía pensado recorrer la playa todo el día , así que no iba a almorzar seguramente, más allá de llevarme alguna vianda para el camino. Terminé de desayunar, agarré mi mochila, me puse la malla azul petroleo y gris que había llevado, también llevé la cámara de fotos, algunas cosas para comer, y un suéter liviano que me tejió mamá y que me dio la semana que estuve de visita. Dejé las llaves en recepción y salí.
La gente de ahí no era muy amistosa que digamos pero no eran malos, creo que simplemente no estaban acostumbrados a que llegue nadie de turismo, y simplemente no sabían como tratar con extraños, siempre fueron lugarcitos aislados, incluso durante la crisis, la falta de comida y de trabajo hizo estragos en todos, y dudo que los pesqueros hayan tenido gran diferencia, dado que muy poco lugares te ofrecen platos marinos. Pueblos como esos han de haber sufrido muchísimo, dado que todos los olvidan, se centran en los lugares más grandes. Llegaban noticias que la gente se desesperaba, todos rumores, porque antes era más difícil comunicarse como ahora, no había internet y dudo que haya habido muchos teléfonos tampoco. Parecen más changas que otra cosa. De todas maneras respondían el saludo con educación y miraban a los ojos al responder cualquier duda. No tenían prisa para nada, se tomaban su tiempo para todo, nada los apuraba. En parte los envidio. Compré unas chucherías, y me fui a mi travesía. Pasé por los muelles, vi un par de pesqueros acomodando las cosas para salir, es día de semana. Me había olvidado hasta de qué día de la semana estábamos de tan relajado que había estado últimamente. Solo uno de los pesqueros no estaba alistando las redes ni nada, solo había un señor, con la mirada apagada, sentado en el borde de su barco, mirando el agua, quise sacarle una foto, habría sido una gran postal, pero no se como podría tomarlo, y no quise tener problemas, así que seguí mi camino.
Estuve todo lo que restaba de mañana caminando, saqué muchas fotos, cangrejos dejando huellas en la arena, restos de barquitos y balsas encalladas, gaviotas jugando con la marea, y un pequeño acantilado de piedra que me pareció un lugar ideal para descansar y comer, miré por primera vez mi reloj y ya había pasado el mediodía. El exceso de nubes no me dejó percatarme de la hora. Busqué donde acomodarme, no sabía si sentarme sobre la arena o qué hacer, decidí sentarme a unos 10 metros de donde estaba la marea, así si empezaba a crecer, podría notarlo y moverme si hacía falta, pero quería aprovechar el lugar y la tranquilidad para comer.
Saqué todo lo que había llevado para comer y tomar, había llevado bastante, conozco mi apetito y sé que a veces puede ser muy voraz y todo este momento íntimo podría arruinarse si me atacaba el hambre, porque implicaba tener que volver a meterme al pueblito y, hacer eso ya me haría quedarme, me conozco. Mi mochila era ideal, porque era amplia pero no parecía un monstruo tampoco. Y la había equipado a tope, cuando empecé a sacar las cosas, hasta yo mismo me sorprendí de tanta comida que llevé. 2 latitas de cerveza y 2 de gaseosa, un par de sándwichs, un paquete pequeño de papas fritas, algunos frutos secos, galletas dulces, una barrita de cereal y unos pequeños chocolates, cortesía de mi madre. Definitivamente estaba equipado para una guerra.
Me senté, acomodé la cámara dentro de uno de los bolsillos dela mochila, empecé a acomodar la comida de forma que me sea fácil sacarla de la mochila, porque dejarla al viento del mar, podría desabastecerme con mucha facilidad. Saqué el primer sándwich y lo vi, estaba a unos 200 metros todavía, yo empecé a comer mientras de reojo vigilaba como se acercaba lentamente,era un niño de unos 6 o 7 años, jugando con un palo, haciendo dibujos en la arena, dando saltitos y mirando una que otra caracola en la arena. Bebí un sorbo de cerveza, y miré al mar, pensé "qué hace un niño tan chico, alejado del pueblo, solo?", quizás hay alguna casilla cercana que no vi durante el paseo y simplemente vive por ahí, no pude sacar muchas más conjeturas, pasó un momento por delante mío corriendo a toda velocidad por la alfombra de agua que se dibujaba en la orilla, estaba descalzo pero parecía no importarle, su carrera era para intentar atrapar una gaviota que estaba en la orilla, y que al verlo venir salió volando. Me dio gracia la escena, pero no emití ruido ni movimiento alguno, no quería interrumpir su diversión con mi presencia y creo que tampoco quería que el me interrumpiera a mí, aunque era obvio que el sabía que yo estaba ahí.
Volvió derrotado y agitado, apoyó sus manos en las rodillas y tomó aire tras esa corrida, aún con su palo en mano. Levantó la cabeza y miró alrededor, como ubicandose de donde estaba exactamente, me miró pero fue como si nada. Siguió deambulando cerca, pero ignorandome. Quizás no quiso molestarme o los niños eran como los adultos y no sabía cómo interactuar con extraños.
Di un nuevo sorbo a mi cerveza, el último y me dispuse a abrir la segunda lata, por lo que la dejé a un costado por un momento y empecé a buscar la nueva. Cuando levanté la vista, lo vi corriendo hacia mí, le brillaban los ojos, tenía un pantalón corto azul oscuro, no era viejo, pero no era nuevo tampoco, se veía gastado y lo tenía lleno de arena, y tenía una remera de un celeste apagado. De haber venido con alguien hubieramos discutido si era celeste o gris, pero en mi soledad, mi autoritarismo definió que era celeste. Corrió juguetonamente, y frenó a unos 3 o 4 metros, se paró firme y esbozó con timidez y curiosidad unas palabras
- Señor, va a usar esa lata vacía?
En un momento pensé que me preguntaría si tenía comida o algo para ofrecerle, pero estaba concentrado en la lata.
- No, no voy a utilizarla. La querés?
- Si - sonrió maravillado - puede regalarmela?
- Por supuesto
La tomé y extendí la mano con la lata, hizo un pequeño movimiento pero se intimidó, me volvió a mirar y avanzó lentamente, cuando estuvo a punto de agarrarla, llevé mi mano atrás y dudé. No se por qué pensé en que darle una lata de cerveza, incluso vacía a un niño estaba mal. Medité un segundo mientras el se quedó congelado con su manito extendida. Así que tuve una idea mejor.
- Tenes sed? Querés una gaseosa? y podes quedarte con la latita después
- Si si - Si antes se había maravillado, ahora su expresión era la felicidad encarnada.
- Prefiero que te vean jugando con esto y no con una lata de cerveza - si, mantenía mi papel de viejo cascarrabias que había adquirido segundos atrás.
Saqué una de las latas y la abrí, se la extendí y la agarró firmemente, miró el interior de la lata y me miró, todavía no lo creía. Extendí mi lata de cerveza y le propuse un "salud" chocando las latas, lo hizo lentamente. y dio un sorbo grande. Creo que no supo como agradecerme y solo sonrió, una vez más.
- Comiste? te gustan los sándwiches?
- No no comí. Hace mucho no como uno - me dijo, al decir esto su mirada se apagó totalmente.
- Vení, sentate - hice el además de hacerle un lugar al lado mío, en una playa vacía, pero el entendió y se apresuró a sentarse. Yo saqué de la mochila los últimos sándwiches que quedaban. Puso su gaseosa al costado, la presionó contra la arena para que quedara firme, sacudió sus manitos de arena, dejó su palo entre sus pies y agarró el sándwich, me agradeció, miró al frente y empezó a comer.
Cada bocado que daba miraba al mar, sus ojos habían quedado apagados, pero cuando volteaba a verme se le encendía un brillo y una sonrisa muy tierna. Tenía hambre, y lo disimuló muy bien, pero la velocidad con que comía lo delataba. Terminamos y nos quedamos así, callados y mirando al frente. Podía disfrutar esa compañía tan silenciosa y tímida. Lo miré mientras se tomaba el resto de su gaseosa con prisa, casi atragantándose.No había notado que tenía el pelo húmedo, como si se hubiera metido en el mar algún rato antes, quizás horas dado el poco sol que podía atravesar por las nubes.
Miró hacia mi mochila y vio la cámara, no emitió palabra pero era obvio que le llamó la atención.
- Eso es para sacar fotos?
- Si, es mi cámara
- Sacaste muchas?
- Hoy saqué varias, querés ver?
- Verlas? sin papel?
- Sin que estén impresas? si obvio, podemos verlas desde la pantalla - le dije, y encendí la galería de la cámara, se acomodó atrás mío para observar sobre mi hombro. Le mostré todas las que tenía y había sacado durante esos días, algunas del pueblo, animales, los muelles, las disfrutó todas, como si fuera de otro lugar y no conociera nada de todo eso, me recordó a mamá cuando le muestro las fotos de mis viajes.
- No conoces el pueblo?
- Hace mucho vivía ahí, pero cuando mi papá nos llevó a otro lado ya no lo visité más.
- Claro.
Cuando llegamos al final, la siguiente foto era una que me había sacado todavía en lo de mis viejos, justamente, eramos los 3 abrazados. Lo escuché suspirar, lo miré y estaba pálido, más de lo que ya era naturalmente. Le pregunté si estaba bien, me miró y asintió con la cabeza.Guardé la cámara y recordé los chocolates.
- Tengo unos chocolates. Querés?
- Si
- Me los regaló mamá - le dije mientras terminaba de extender mi mano para que lo agarre, volvió a ponerse pálido, pero tomó el chocolate y se lo metió a la boca con prisa, casi ni lo saboreó. Se quedó mirando el envoltorio en su mano y me miró, miró el piso y volvió la vista.
- Dámelo, yo lo tiro después, así no lo tirás la playa - dije dando un nuevo sermón.
Me levanté y empecé a acomodar las cosas, tenía que volver dado que estaba un poco lejos de mi punto de partida. Pero sobre todo, no sabía cuanto más estaría acompañado por mi amigo, además que la humedad de la arena me estaba empezando a molestar.
-Ya te vas?
- No del todo, pero tengo que empezar a volver, sino después se me hace tarde, y mañana tengo un largo viaje.
- Puedo acompañarte?
- Si por supuesto. Agarró su palo y la lata y empezó a caminar a la par mía, pero a unos pasos de distancia. Me empezaron a consumir las dudas. - Te metiste al mar hace poco? tu pelo sigue húmedo
- Si, entro seguido al agua
- Y no te da frío? encima vas con solo una remera y un pantaloncito corto
- No no, ya me acostumbré, el agua no me da frío
- Y no te dice nada tu mamá de que te enfermes?
- No, ella no me dice nada
- Y tu papá?
- Mi papá se fue, cuando dejamos el pueblo y nos fuimos para el otro lado, nos dejó a mi y a mi mamá ahí.
- Ah, y qué hacía?
- Andaba en barco
- Y no lo viste más?
- A veces veo su barco, pero no quiero verlo. Me pone triste. - esas últimas palabras salieron hechas un nudo, no quise preguntarle más.
Caminamos un poco más en silencio, el siguió haciendo dibujos, correteando alrededor y analizando las caracolas y cangrejitos que veíamos en la arena. Vio una caracola grande y la levantó, estaba en perfecto estado, la sopló y la limpió bien. Quedó acuclillado en la arena y sin mirarme empezó a interrogarme él.
- Vos vivís con tu mamá?
- No, yo vivo en la ciudad. Por qué?
- Y ella está sola?
- No, vive con mi papá
- Y él la quiere mucho? - su tono se puso muy frio, casi anudada como hacía unos momentos
- Si creo que se quieren mucho
- Y vos la querés?
- Claro que si. Vos querés a tu mamá? - Automáticamente, levantó la vista y con los ojos un tanto vidriosos me miró fijamente
- Si, la quiero mucho. Y nos cuidamos mucho de los animales y todo eso.
- Animales?
- Si, hay muchos donde estamos, algunos no hacen nada pero otros son malos. Por eso tengo esto -mostrando su palo, o más bien, su arma. - A tu mamá le gusta que le regales cosas?
- Calculo que sí
Apenas asentí, miró la caracola en su mano y me la extendió
- Dale esto, le va a gustar.
Me dio muchisima ternura, le agradecí y lo agarré, cuando estaba por guardarlo sentí frío, miré la hora y ya eran casi las 17.
- Ya es tarde y empieza a hacer frío, no te hace frío?
- Un poco, pero ahora ya me voy para casa.
- Estas lejos?
- No mucho, llego rápido. Vos seguis para allá? - me dijo señalandome con el mentón el lado hacia donde iba el pueblo.
- Si.
- Bueno. Puedo pedirte algo?
- Lo que quieras
- Me darías un abrazo?
Fue el pedido más extraño que podría haber esperado, creí que me pediría un chocolate, o la lata de cerveza vacía. Me congelé por un segundo, pero atiné a agacharme. - Por supuesto.
Me abrazó con mucha fuerza, creo que nadie me había abrazado así antes, metió su cabecita al costado de mi hombro, podía sentir su cabello húmedo. En plena playa gris, en esa tarde fría y a la que nos arremetía el viento, nos dimos el abrazo más cálido del mundo.
Nos soltamos y miré alrededor, intenté divisar una casa, un pequeño rancho o lo que sea. Pero no se veía nada.
- Para qué lado queda tu casa? - le pregunté mientras seguía esforzandome por ver algún lugar que sirviera de hogar
- Para allá. - giré la vista hacia él y me estaba señalando el mar, no entendí. - Mejor me voy, mi mamá me debe estar esperando
Yo seguía sin entender, él me miró y esbozó una nueva sonrisa.
- No entiendo
- Nadie entiende. Muchas gracias - giró hacia el mar y empezó a corretear hacia el agua
- Esperá!
Solo me salieron esas palabras, no supe que decirle, no sabía que decir, no sabía que pasaba, no entendía nada, nos miramos y sin comprender lo que pasaba, me concentré en sus ojos, no había notado que eran grises, del color se ve el mar cuando está nublado. Sus ojos me tranquilizaron. Aún sin saber qué hacer solo atiné a abrir mi mochila, saqué la segunda lata y el chocolate que me quedaba. Le hice señas para que volviera, lo hizo dando saltitos.
- El chocolate es mi regalo para tu mamá. La lata es para que la compartan. Si?
- Está bien
Me volvió a agradecer, volteó hacia el mar y como si siguiera caminando sobre la playa, se perdió entre las olas. Yo me quedé petrificado, lo vi perderse, pero yo no estaba angustiado, no tenía miedo, ni me sentía triste. Me quedé unos segundos más ahí y seguí mi camino. Me puse el suéter que me dio mamá.
Llegué al pueblo, pensaba en alistar las cosas para la vuelta a casa, pensaba en qué iba a cenar esta noche, cuando pasé por lo muelles, Ya no había nadie, solo los barcos estacionados meciendose con las olas, y el hombre que más temprano miraba hacia el mar. Cruzamos miradas, por un instante, estábamos a unos varios metros de distancia, pero podría jurar que sus ojos eran grises.
Llegué al hotel, me di un baño, cené y me dormí, al día siguiente emprendí el regreso a casa. De pasada volví por lo de mis padres, le llevé la caracola de regalo a mi mamá. Le gustó mucho.
Pero ahí estaba yo, el último día de mis vacaciones, una travesía en la que aproveché las dos semanas que me dieron del laburo para pasar por la casa de mis viejos unos días, hacerme mimar con mamá y charlar sobre fútbol y la herrería con el viejo, para luego seguir hasta esta playa. Me levanté a las 8:30, un lujo que solo me puedo dar en las vacaciones, bajé al comedor del pequeño hotel humilde en el que me estuve hospedando y me serví de la mesa que dejaban para que uno consumiera lo que quisiera, aunque no era mucho. Un par de frutas, dos tipos de pan caseros, manteca, mermelada, básicamente era como desayunar en casa, pero es distinto, esa ruptura de rutina es lo que hace que un desayuno idéntico sea diferente, lo distinto que si tomé durante esos días fue el té earl grey que en casa no tengo porque cuando voy al supermercado no compro, no se si por el precio o por qué, pero me gusta pero no lo compro.
Me senté contra la ventana, que tenía vista al mar, pero entre el hotel y la playa había un estacionamiento, una calle y media manzana de casitas que al estar en la pendiente, no tapaban la visión que la ventana tenía. No era un lugar pintoresco en absoluto, por eso mantenía en secreto a donde me escapaba de vacaciones, porque la gente no entendería por qué me vengo a estos lugares tan grises en pleno verano. El té estaba buenísimo, uno de los tipos de panes estaba medio seco, pero el otro estaba ideal. Quería disfrutar un poco más ese desayuno antes de volver a casa, además que tenía pensado recorrer la playa todo el día , así que no iba a almorzar seguramente, más allá de llevarme alguna vianda para el camino. Terminé de desayunar, agarré mi mochila, me puse la malla azul petroleo y gris que había llevado, también llevé la cámara de fotos, algunas cosas para comer, y un suéter liviano que me tejió mamá y que me dio la semana que estuve de visita. Dejé las llaves en recepción y salí.
La gente de ahí no era muy amistosa que digamos pero no eran malos, creo que simplemente no estaban acostumbrados a que llegue nadie de turismo, y simplemente no sabían como tratar con extraños, siempre fueron lugarcitos aislados, incluso durante la crisis, la falta de comida y de trabajo hizo estragos en todos, y dudo que los pesqueros hayan tenido gran diferencia, dado que muy poco lugares te ofrecen platos marinos. Pueblos como esos han de haber sufrido muchísimo, dado que todos los olvidan, se centran en los lugares más grandes. Llegaban noticias que la gente se desesperaba, todos rumores, porque antes era más difícil comunicarse como ahora, no había internet y dudo que haya habido muchos teléfonos tampoco. Parecen más changas que otra cosa. De todas maneras respondían el saludo con educación y miraban a los ojos al responder cualquier duda. No tenían prisa para nada, se tomaban su tiempo para todo, nada los apuraba. En parte los envidio. Compré unas chucherías, y me fui a mi travesía. Pasé por los muelles, vi un par de pesqueros acomodando las cosas para salir, es día de semana. Me había olvidado hasta de qué día de la semana estábamos de tan relajado que había estado últimamente. Solo uno de los pesqueros no estaba alistando las redes ni nada, solo había un señor, con la mirada apagada, sentado en el borde de su barco, mirando el agua, quise sacarle una foto, habría sido una gran postal, pero no se como podría tomarlo, y no quise tener problemas, así que seguí mi camino.
Estuve todo lo que restaba de mañana caminando, saqué muchas fotos, cangrejos dejando huellas en la arena, restos de barquitos y balsas encalladas, gaviotas jugando con la marea, y un pequeño acantilado de piedra que me pareció un lugar ideal para descansar y comer, miré por primera vez mi reloj y ya había pasado el mediodía. El exceso de nubes no me dejó percatarme de la hora. Busqué donde acomodarme, no sabía si sentarme sobre la arena o qué hacer, decidí sentarme a unos 10 metros de donde estaba la marea, así si empezaba a crecer, podría notarlo y moverme si hacía falta, pero quería aprovechar el lugar y la tranquilidad para comer.
Saqué todo lo que había llevado para comer y tomar, había llevado bastante, conozco mi apetito y sé que a veces puede ser muy voraz y todo este momento íntimo podría arruinarse si me atacaba el hambre, porque implicaba tener que volver a meterme al pueblito y, hacer eso ya me haría quedarme, me conozco. Mi mochila era ideal, porque era amplia pero no parecía un monstruo tampoco. Y la había equipado a tope, cuando empecé a sacar las cosas, hasta yo mismo me sorprendí de tanta comida que llevé. 2 latitas de cerveza y 2 de gaseosa, un par de sándwichs, un paquete pequeño de papas fritas, algunos frutos secos, galletas dulces, una barrita de cereal y unos pequeños chocolates, cortesía de mi madre. Definitivamente estaba equipado para una guerra.
Me senté, acomodé la cámara dentro de uno de los bolsillos dela mochila, empecé a acomodar la comida de forma que me sea fácil sacarla de la mochila, porque dejarla al viento del mar, podría desabastecerme con mucha facilidad. Saqué el primer sándwich y lo vi, estaba a unos 200 metros todavía, yo empecé a comer mientras de reojo vigilaba como se acercaba lentamente,era un niño de unos 6 o 7 años, jugando con un palo, haciendo dibujos en la arena, dando saltitos y mirando una que otra caracola en la arena. Bebí un sorbo de cerveza, y miré al mar, pensé "qué hace un niño tan chico, alejado del pueblo, solo?", quizás hay alguna casilla cercana que no vi durante el paseo y simplemente vive por ahí, no pude sacar muchas más conjeturas, pasó un momento por delante mío corriendo a toda velocidad por la alfombra de agua que se dibujaba en la orilla, estaba descalzo pero parecía no importarle, su carrera era para intentar atrapar una gaviota que estaba en la orilla, y que al verlo venir salió volando. Me dio gracia la escena, pero no emití ruido ni movimiento alguno, no quería interrumpir su diversión con mi presencia y creo que tampoco quería que el me interrumpiera a mí, aunque era obvio que el sabía que yo estaba ahí.
Volvió derrotado y agitado, apoyó sus manos en las rodillas y tomó aire tras esa corrida, aún con su palo en mano. Levantó la cabeza y miró alrededor, como ubicandose de donde estaba exactamente, me miró pero fue como si nada. Siguió deambulando cerca, pero ignorandome. Quizás no quiso molestarme o los niños eran como los adultos y no sabía cómo interactuar con extraños.
Di un nuevo sorbo a mi cerveza, el último y me dispuse a abrir la segunda lata, por lo que la dejé a un costado por un momento y empecé a buscar la nueva. Cuando levanté la vista, lo vi corriendo hacia mí, le brillaban los ojos, tenía un pantalón corto azul oscuro, no era viejo, pero no era nuevo tampoco, se veía gastado y lo tenía lleno de arena, y tenía una remera de un celeste apagado. De haber venido con alguien hubieramos discutido si era celeste o gris, pero en mi soledad, mi autoritarismo definió que era celeste. Corrió juguetonamente, y frenó a unos 3 o 4 metros, se paró firme y esbozó con timidez y curiosidad unas palabras
- Señor, va a usar esa lata vacía?
En un momento pensé que me preguntaría si tenía comida o algo para ofrecerle, pero estaba concentrado en la lata.
- No, no voy a utilizarla. La querés?
- Si - sonrió maravillado - puede regalarmela?
- Por supuesto
La tomé y extendí la mano con la lata, hizo un pequeño movimiento pero se intimidó, me volvió a mirar y avanzó lentamente, cuando estuvo a punto de agarrarla, llevé mi mano atrás y dudé. No se por qué pensé en que darle una lata de cerveza, incluso vacía a un niño estaba mal. Medité un segundo mientras el se quedó congelado con su manito extendida. Así que tuve una idea mejor.
- Tenes sed? Querés una gaseosa? y podes quedarte con la latita después
- Si si - Si antes se había maravillado, ahora su expresión era la felicidad encarnada.
- Prefiero que te vean jugando con esto y no con una lata de cerveza - si, mantenía mi papel de viejo cascarrabias que había adquirido segundos atrás.
Saqué una de las latas y la abrí, se la extendí y la agarró firmemente, miró el interior de la lata y me miró, todavía no lo creía. Extendí mi lata de cerveza y le propuse un "salud" chocando las latas, lo hizo lentamente. y dio un sorbo grande. Creo que no supo como agradecerme y solo sonrió, una vez más.
- Comiste? te gustan los sándwiches?
- No no comí. Hace mucho no como uno - me dijo, al decir esto su mirada se apagó totalmente.
- Vení, sentate - hice el además de hacerle un lugar al lado mío, en una playa vacía, pero el entendió y se apresuró a sentarse. Yo saqué de la mochila los últimos sándwiches que quedaban. Puso su gaseosa al costado, la presionó contra la arena para que quedara firme, sacudió sus manitos de arena, dejó su palo entre sus pies y agarró el sándwich, me agradeció, miró al frente y empezó a comer.
Cada bocado que daba miraba al mar, sus ojos habían quedado apagados, pero cuando volteaba a verme se le encendía un brillo y una sonrisa muy tierna. Tenía hambre, y lo disimuló muy bien, pero la velocidad con que comía lo delataba. Terminamos y nos quedamos así, callados y mirando al frente. Podía disfrutar esa compañía tan silenciosa y tímida. Lo miré mientras se tomaba el resto de su gaseosa con prisa, casi atragantándose.No había notado que tenía el pelo húmedo, como si se hubiera metido en el mar algún rato antes, quizás horas dado el poco sol que podía atravesar por las nubes.
Miró hacia mi mochila y vio la cámara, no emitió palabra pero era obvio que le llamó la atención.
- Eso es para sacar fotos?
- Si, es mi cámara
- Sacaste muchas?
- Hoy saqué varias, querés ver?
- Verlas? sin papel?
- Sin que estén impresas? si obvio, podemos verlas desde la pantalla - le dije, y encendí la galería de la cámara, se acomodó atrás mío para observar sobre mi hombro. Le mostré todas las que tenía y había sacado durante esos días, algunas del pueblo, animales, los muelles, las disfrutó todas, como si fuera de otro lugar y no conociera nada de todo eso, me recordó a mamá cuando le muestro las fotos de mis viajes.
- No conoces el pueblo?
- Hace mucho vivía ahí, pero cuando mi papá nos llevó a otro lado ya no lo visité más.
- Claro.
Cuando llegamos al final, la siguiente foto era una que me había sacado todavía en lo de mis viejos, justamente, eramos los 3 abrazados. Lo escuché suspirar, lo miré y estaba pálido, más de lo que ya era naturalmente. Le pregunté si estaba bien, me miró y asintió con la cabeza.Guardé la cámara y recordé los chocolates.
- Tengo unos chocolates. Querés?
- Si
- Me los regaló mamá - le dije mientras terminaba de extender mi mano para que lo agarre, volvió a ponerse pálido, pero tomó el chocolate y se lo metió a la boca con prisa, casi ni lo saboreó. Se quedó mirando el envoltorio en su mano y me miró, miró el piso y volvió la vista.
- Dámelo, yo lo tiro después, así no lo tirás la playa - dije dando un nuevo sermón.
Me levanté y empecé a acomodar las cosas, tenía que volver dado que estaba un poco lejos de mi punto de partida. Pero sobre todo, no sabía cuanto más estaría acompañado por mi amigo, además que la humedad de la arena me estaba empezando a molestar.
-Ya te vas?
- No del todo, pero tengo que empezar a volver, sino después se me hace tarde, y mañana tengo un largo viaje.
- Puedo acompañarte?
- Si por supuesto. Agarró su palo y la lata y empezó a caminar a la par mía, pero a unos pasos de distancia. Me empezaron a consumir las dudas. - Te metiste al mar hace poco? tu pelo sigue húmedo
- Si, entro seguido al agua
- Y no te da frío? encima vas con solo una remera y un pantaloncito corto
- No no, ya me acostumbré, el agua no me da frío
- Y no te dice nada tu mamá de que te enfermes?
- No, ella no me dice nada
- Y tu papá?
- Mi papá se fue, cuando dejamos el pueblo y nos fuimos para el otro lado, nos dejó a mi y a mi mamá ahí.
- Ah, y qué hacía?
- Andaba en barco
- Y no lo viste más?
- A veces veo su barco, pero no quiero verlo. Me pone triste. - esas últimas palabras salieron hechas un nudo, no quise preguntarle más.
Caminamos un poco más en silencio, el siguió haciendo dibujos, correteando alrededor y analizando las caracolas y cangrejitos que veíamos en la arena. Vio una caracola grande y la levantó, estaba en perfecto estado, la sopló y la limpió bien. Quedó acuclillado en la arena y sin mirarme empezó a interrogarme él.
- Vos vivís con tu mamá?
- No, yo vivo en la ciudad. Por qué?
- Y ella está sola?
- No, vive con mi papá
- Y él la quiere mucho? - su tono se puso muy frio, casi anudada como hacía unos momentos
- Si creo que se quieren mucho
- Y vos la querés?
- Claro que si. Vos querés a tu mamá? - Automáticamente, levantó la vista y con los ojos un tanto vidriosos me miró fijamente
- Si, la quiero mucho. Y nos cuidamos mucho de los animales y todo eso.
- Animales?
- Si, hay muchos donde estamos, algunos no hacen nada pero otros son malos. Por eso tengo esto -mostrando su palo, o más bien, su arma. - A tu mamá le gusta que le regales cosas?
- Calculo que sí
Apenas asentí, miró la caracola en su mano y me la extendió
- Dale esto, le va a gustar.
Me dio muchisima ternura, le agradecí y lo agarré, cuando estaba por guardarlo sentí frío, miré la hora y ya eran casi las 17.
- Ya es tarde y empieza a hacer frío, no te hace frío?
- Un poco, pero ahora ya me voy para casa.
- Estas lejos?
- No mucho, llego rápido. Vos seguis para allá? - me dijo señalandome con el mentón el lado hacia donde iba el pueblo.
- Si.
- Bueno. Puedo pedirte algo?
- Lo que quieras
- Me darías un abrazo?
Fue el pedido más extraño que podría haber esperado, creí que me pediría un chocolate, o la lata de cerveza vacía. Me congelé por un segundo, pero atiné a agacharme. - Por supuesto.
Me abrazó con mucha fuerza, creo que nadie me había abrazado así antes, metió su cabecita al costado de mi hombro, podía sentir su cabello húmedo. En plena playa gris, en esa tarde fría y a la que nos arremetía el viento, nos dimos el abrazo más cálido del mundo.
Nos soltamos y miré alrededor, intenté divisar una casa, un pequeño rancho o lo que sea. Pero no se veía nada.
- Para qué lado queda tu casa? - le pregunté mientras seguía esforzandome por ver algún lugar que sirviera de hogar
- Para allá. - giré la vista hacia él y me estaba señalando el mar, no entendí. - Mejor me voy, mi mamá me debe estar esperando
Yo seguía sin entender, él me miró y esbozó una nueva sonrisa.
- No entiendo
- Nadie entiende. Muchas gracias - giró hacia el mar y empezó a corretear hacia el agua
- Esperá!
Solo me salieron esas palabras, no supe que decirle, no sabía que decir, no sabía que pasaba, no entendía nada, nos miramos y sin comprender lo que pasaba, me concentré en sus ojos, no había notado que eran grises, del color se ve el mar cuando está nublado. Sus ojos me tranquilizaron. Aún sin saber qué hacer solo atiné a abrir mi mochila, saqué la segunda lata y el chocolate que me quedaba. Le hice señas para que volviera, lo hizo dando saltitos.
- El chocolate es mi regalo para tu mamá. La lata es para que la compartan. Si?
- Está bien
Me volvió a agradecer, volteó hacia el mar y como si siguiera caminando sobre la playa, se perdió entre las olas. Yo me quedé petrificado, lo vi perderse, pero yo no estaba angustiado, no tenía miedo, ni me sentía triste. Me quedé unos segundos más ahí y seguí mi camino. Me puse el suéter que me dio mamá.
Llegué al pueblo, pensaba en alistar las cosas para la vuelta a casa, pensaba en qué iba a cenar esta noche, cuando pasé por lo muelles, Ya no había nadie, solo los barcos estacionados meciendose con las olas, y el hombre que más temprano miraba hacia el mar. Cruzamos miradas, por un instante, estábamos a unos varios metros de distancia, pero podría jurar que sus ojos eran grises.
Llegué al hotel, me di un baño, cené y me dormí, al día siguiente emprendí el regreso a casa. De pasada volví por lo de mis padres, le llevé la caracola de regalo a mi mamá. Le gustó mucho.
domingo, 3 de noviembre de 2019
Jaque Mate
Shtultz entró al enorme, lujoso y oscuro cuarto de su mansión, era curioso como el cuarto más lujoso y amplio que uno pudiera imaginarse y desear, en plena oscuridad parecía tan lugubre y gélido como el callejon de mala muerte más tenebroso que pudiera existir.
Sus guardaespaldas lo acompañaron hasta la puerta como era costumbre, Shtultz odiaba que alguien entrara con él a su habitación. El ser el mafioso más peligroso desde los Balcanes a Los Andes y uno de los hombres más poderosos del planeta (aunque eso no era de público conocimiento), no le quitaban esas manías. Parte de ese poder llegó por la falta de miedo que siempre presentó durante su extensa vida criminal, había sido una de las herramientas que lo habían llevado a esa posición. Parecía una persona inmutable. Ni el más atroz de los asesinatos, robos, atentados, masacres, ni siquiera las consecuencias de esos actos le habían generado nada en absoluto, jamás.
Como muchos en el negocio de los crímenes, había empezado desde abajo, como un simple camello de drogas de un tipo que no era ni por cerca el mejor narcotraficante de esa pequeña ciudad donde se crió. Pero fue su primer paso, aprendió con mucha astucia lo que hacía falta, y así con el tiempo, empezó a escalar. Ahora podía si quisiera comprarse países enteros y reinarlos, y ni siquiera la ONU le pondría objeciones por ello.
Algo que también lo elevó a lo que hoy era, fue que nunca dejo de aprender, de estudiar. Algo que además de educación le dió una buena pantalla durante su etapa intermedia. Incluso obtuvo un titulo universitario, y asiduo a la lectura, se aventuró en todo tipo de literatura, en todo tipo de conocimiento. Eso le dió ventaja ante sus rivales y colegas de la mafia. Todo lo medía, todo lo calculaba y todo salía medianamente como el planeaba.
Luego de cruzar la puerta, ni siquiera encendió las luces. Los restos de pólvora, de todas las sustancias con las que lidiaba y todo lo que había tenido que hacer durante el día, lo habían agotado. Solo miró las luz de la luna y las luces de la ciudad que entraban por el espacio que un par de cortinas cerradas a medias dejaban entrar a un sector de la habitación, como un halo celestial. Ese halo plateado cruzaba la enorme suite, iluminando la pequeña mesa que tenía el tablero de ajedrez y un cenicero enorme que le habían regalado uno de los tantos beneficiados por todo su trabajo.
Miró por segundo el ajedrez, esa partida la jugó por meses, alternando el rol de ambos jugadores, en realidad, aplicaba un juego de causas y efectos, siempre jugó con las piezas blancas, prefería que los demás siguieran su juego y si era necesario, enredarlos en sus trampas para sacar partida, pero también buscaba generarse problemas, para prepararse. Hacia unos días, había logrado atrapar y cobrarse a la reina negra, y desde ahí, se mantuvo a la defensiva, porque sabía que eliminar una pieza tan importante, traería consecuencias. En esos segundos, donde se adentró en el tablero, repasó las jugadas que se habían realizado últimamente, tanto blancas como negras. Miró el cenicero, que tenía el resto de 3 habanos colombianos (que había conseguido en su "paseo" por Sudamérica, un viajecito de negocios), y las colillas de cigarros que habían quedado de noches anteriores, como secuelas de las compañías que había tenido últimamente por parte de alguna que otra mujer que había conquistado, porque no solo era poderoso, era carismático y seductor, no necesitaba tener que recurrir a su poder para conseguir una amante. Volvió a suspirar. Estaba cansado, entró a la habitación, tomó su bata y se fue a dar una ducha. Eso lo relajaba siempre, hoy lo necesitaba.
Luego de la ducha, se puso solamente un pantalón corto como de seda, fue a la barra que tenía casi a la salida del cuarto donde estaba su cama, porque obviamente, su habitación era prácticamente un departamento, con todos los lujos y chiches que quería.
Sacó un vaso y un whisky escocés añejo que el más conocedor hubiera pagado miles y miles por saborear un par de gotas. Él tenía a botella prácticamente entera, aún con tanto poder sabía que eso era algo valioo, pero esa noche decidió llevarse la botella con él. Antes de dejar la barra, se sirvió un shot de absenta, casi rebalsante y se lo tomó como si fuera agua, aunque el calor que sintió instantes después en su garganta comprobaban que eso definitivamente estaba muy lejos de ser agua. Luego llenó una hielera y puso la pinza metálica dentro, y se dirigió a la mesa donde estaba el tablero de ajedrez.
Caminó bajo ese halo, pudo ver la luna asomada en el cielo, o quizás era ella podía verlo ahora a él. Su cuerpo no reflejaba sus casi 50 años de edad, la genética había sido bondadosa y se mantenía con un porte casi atlético. Eso también le ayudaba a conquistar mujeres. Dejó el vaso y la hielera en la mesa, sin soltar la botella, tomó 2 hielos con las pinzas y generó una dulce melodía cristalina que resonó por toda la habitación, luego abrió la botella y sirvió un poco de whisky, casi con la elegancia de un bartender, tantos años tomando le habían dado habilidad para eso. Luego acomodó el vaso del otro lado del tablero
Acercó una silla al costado de la mesa, se sentó y apoyó sus pies descalzos en ese taburete que acababa de improvisar. Abrió el pequeño cajón que esa mesa tenía, tomó rápidamente uno de los habanos y el encendedor, cortó la punta, cerró el cajón y lo encendió. El destello de la llama encendiéndose lo iluminó todo por un instante, luego todo oscuridad, y luego, el ruido metálico del encendedor cerrándose hizo eco como lo habían hecho los hielos en el vaso.
Miró el tablero nuevamente, volvió a recordar los movimientos, recordaba todos los que había hecho, desde el primer peón hasta ahora. El panorama del blanco era difícil, dado que al perder a su reina, el negro había arremetido contra el blanco, se cobró un par de piezas medianas y hasta incluso una torre, la reina blanca estaba protegida por los blancos pero anulada. Shtultz tomó aire, miró la linea de piezas negras eliminadas que ponía al costado del tablero, como si de un mausoleo se tratara, el cual había llenado con cuerpos de madera finamente labrada a mano. Miró esos cuerpos detenidamente, tomó al rey blanco e hizo la única jugada posible que tenía a su alcance, ahora la pieza del monarca volvía a ocupar el casillero donde estaba ubicado al iniciar la partida, pero en soledad. Exhaló.
Hizo una pitada fuerte a su habano, levantó la cara y expulsó el aire hacia arriba. Cuando bajó la cara, miró a la oscuridad por un momento, luego volvió a cruzar una mirada con la luna, que iluminó sus pies, el pantaloncillo, su torso desnudo y sus ojos. Tomo aire con fuerza, más que aire tomó coraje. Suspiró.
"Aprecio el momento que he tenido para poder ponerme a gusto. La calma y el silencio pueden ser acogedores, aún en este momento" dijo, volviendo a darle una pitada al habano, se estiró hasta el cenicero y lo sacudió. "Cualquier persona en esta tierra podría querer tener mi vida, mis lujos, mi riqueza, y obviamente, mi poder. Y no los culpo, soy consciente de que ser quien soy, genera más enemigos que amigos, e incluso algunos de mis "amigos" desearían ver mi cabeza en una bandeja de plata".
Agarró la botella, se la llevó a la boca y dió un trago que duró varios segundos, muchos tipos duros hubieran caído tumbados con la mitad de ese trago.
"Cometí muchos crímenes, no solo mis manos están manchadas de sangre, también mi alma, y esas manchas son de todo tipo de gente, desde tipos que se lo merecían, hasta de pobres inocentes. E incluso esos crímenes tuvieron consecuencias que también son manchas. No seré hipócrita y decir que ahora me arrepiento de todo eso, al contrario, hice lo que tenía que hacer. Pasó lo que tenía que pasar. No jugué con fuego, tomé un lanzallamas y quemé a todos los peces gordos que se interpusieron en mi camino. Conseguí respeto, conseguí miedo". Dió un sorbo más a la botella, aunque ahora más normal. Volvió a mirar a la oscuridad, a un punto preciso, y sonrió con resignación, y también con un poco de melancolía. Ahora miró al rey blanco, lo tomó y lo acogió en su mano. Hizo un poco de silencio, recordó como hacía algunas semanas había eliminado unos agentes de la interpol que habían estado siguiéndolo. Uno de esos agentes era una bella mujer, morena, con el pelo rizado y unos ojos almendrados que pocas veces en su vida había visto. No era una mujer voluptuosa, pero tenía una sonrisa encantadora. Se habían conocido en un bar, habían pasado una noche maravillosa, no solo con alcohol y risas elocuentes, sino también de sexo. Miró al cenicero y reconoció la colilla cigarrillo que ella apagó esa noche tras ese momento de pasión, casi pudo ver nuevamente la escena, ella cubierta solamente por una bata de seda color beige, con su piel centelleando bajo la misma luna que ahora lo iluminaba a él, pudo verla dando la pitada final, apagando ese cigarro mentolado y mostrándole esa sonrisa tan hermosa que lo había atrapado en el bar. Horas después, sería él mismo quien se encargaría de matarla, pues sabía quien era ella, y quienes estaban con ella apoyándola. Obviamente, no quedó ninguno vivo.
Volvió a dejar al rey en su posición. "Nuevamente, gracias por permitirme ponerme a gusto. Sé por qué estás aquí, aunque no sé bien quien eres. No sé si trabajas para Interpol, para alguna familia de la mafia o si simplemente eres un hombre buscando venganza. No me interesa tampoco, sé que todo esto es porque te arrebaté a alguien importante en tu vida. La reina negra. Lo sé porque no está con las demás piezas en la mesa. Era una mujer maravillosa, pero entenderás que no podía dejarla ir, por más increíble que fuera". Apoyó la botella contra la mesa y bajó los pies de la silla, miró a la oscuridad una vez más y dió una pitada al habano, la llama del puro trazó muy suavemente una silueta en la oscuridad. "He tenido de todo que se podría tener, cualquier cosa que pudiera darte el dinero, desde autos y mansiones hasta los tesoros más invaluables del planeta, luego de eso llegan los vicios: el alcohol, el juego, las mujeres, las drogas. Solo te diré una cosa, el peor vicio que un ser humano puede tener, es el poder. Puedes tener y dejar cualquier vicio, pero el poder, ohh si, eso no querrás dejarlo nunca. Otros vicios te consumen la salud, la mente, el cuerpo, pero el poder consume todo lo que está a tu alrededor y tu mente, no hay mejor forma de arruinar tu mente que llenarla de poder, porque eres completamente consciente de lo que haces y por qué lo haces. Y no te detienes nunca. Haz lo que debas hacer, pero jamás te rindas ante el poder. El día que tengas poder, no tendrás nada".
Unos pasos se acercaron hacia la mesa, la luna enmarcó una figura humana pero no detalló rostros no apariencias. "Prueba ese escocés, no encontrarás nada igual". Una mano se asomó al halo de luz, y dejo a la reina negra en el costado del tablero, con calma agarró el vaso y éste desapareció en la penumbra, se oyó el choque de los hielos y el vaso volvió a la mesa, ahora el whisky ya no estaba.
Shtultz tomó uno de los alfiles negros, lo posicionó, estudió la jugada entrecerrando los ojos. Cuando estuvo seguro, hizo un gesto de aprobación, abrió los ojos y con una leve sonrisa miró hacia la oscuridad nuevamente. Una voz salió de entre las tinieblas: "Jaque Mate".
Shtultz miró a la luna una última vez, y cerró los ojos
Sus guardaespaldas lo acompañaron hasta la puerta como era costumbre, Shtultz odiaba que alguien entrara con él a su habitación. El ser el mafioso más peligroso desde los Balcanes a Los Andes y uno de los hombres más poderosos del planeta (aunque eso no era de público conocimiento), no le quitaban esas manías. Parte de ese poder llegó por la falta de miedo que siempre presentó durante su extensa vida criminal, había sido una de las herramientas que lo habían llevado a esa posición. Parecía una persona inmutable. Ni el más atroz de los asesinatos, robos, atentados, masacres, ni siquiera las consecuencias de esos actos le habían generado nada en absoluto, jamás.
Como muchos en el negocio de los crímenes, había empezado desde abajo, como un simple camello de drogas de un tipo que no era ni por cerca el mejor narcotraficante de esa pequeña ciudad donde se crió. Pero fue su primer paso, aprendió con mucha astucia lo que hacía falta, y así con el tiempo, empezó a escalar. Ahora podía si quisiera comprarse países enteros y reinarlos, y ni siquiera la ONU le pondría objeciones por ello.
Algo que también lo elevó a lo que hoy era, fue que nunca dejo de aprender, de estudiar. Algo que además de educación le dió una buena pantalla durante su etapa intermedia. Incluso obtuvo un titulo universitario, y asiduo a la lectura, se aventuró en todo tipo de literatura, en todo tipo de conocimiento. Eso le dió ventaja ante sus rivales y colegas de la mafia. Todo lo medía, todo lo calculaba y todo salía medianamente como el planeaba.
Luego de cruzar la puerta, ni siquiera encendió las luces. Los restos de pólvora, de todas las sustancias con las que lidiaba y todo lo que había tenido que hacer durante el día, lo habían agotado. Solo miró las luz de la luna y las luces de la ciudad que entraban por el espacio que un par de cortinas cerradas a medias dejaban entrar a un sector de la habitación, como un halo celestial. Ese halo plateado cruzaba la enorme suite, iluminando la pequeña mesa que tenía el tablero de ajedrez y un cenicero enorme que le habían regalado uno de los tantos beneficiados por todo su trabajo.
Miró por segundo el ajedrez, esa partida la jugó por meses, alternando el rol de ambos jugadores, en realidad, aplicaba un juego de causas y efectos, siempre jugó con las piezas blancas, prefería que los demás siguieran su juego y si era necesario, enredarlos en sus trampas para sacar partida, pero también buscaba generarse problemas, para prepararse. Hacia unos días, había logrado atrapar y cobrarse a la reina negra, y desde ahí, se mantuvo a la defensiva, porque sabía que eliminar una pieza tan importante, traería consecuencias. En esos segundos, donde se adentró en el tablero, repasó las jugadas que se habían realizado últimamente, tanto blancas como negras. Miró el cenicero, que tenía el resto de 3 habanos colombianos (que había conseguido en su "paseo" por Sudamérica, un viajecito de negocios), y las colillas de cigarros que habían quedado de noches anteriores, como secuelas de las compañías que había tenido últimamente por parte de alguna que otra mujer que había conquistado, porque no solo era poderoso, era carismático y seductor, no necesitaba tener que recurrir a su poder para conseguir una amante. Volvió a suspirar. Estaba cansado, entró a la habitación, tomó su bata y se fue a dar una ducha. Eso lo relajaba siempre, hoy lo necesitaba.
Luego de la ducha, se puso solamente un pantalón corto como de seda, fue a la barra que tenía casi a la salida del cuarto donde estaba su cama, porque obviamente, su habitación era prácticamente un departamento, con todos los lujos y chiches que quería.
Sacó un vaso y un whisky escocés añejo que el más conocedor hubiera pagado miles y miles por saborear un par de gotas. Él tenía a botella prácticamente entera, aún con tanto poder sabía que eso era algo valioo, pero esa noche decidió llevarse la botella con él. Antes de dejar la barra, se sirvió un shot de absenta, casi rebalsante y se lo tomó como si fuera agua, aunque el calor que sintió instantes después en su garganta comprobaban que eso definitivamente estaba muy lejos de ser agua. Luego llenó una hielera y puso la pinza metálica dentro, y se dirigió a la mesa donde estaba el tablero de ajedrez.
Caminó bajo ese halo, pudo ver la luna asomada en el cielo, o quizás era ella podía verlo ahora a él. Su cuerpo no reflejaba sus casi 50 años de edad, la genética había sido bondadosa y se mantenía con un porte casi atlético. Eso también le ayudaba a conquistar mujeres. Dejó el vaso y la hielera en la mesa, sin soltar la botella, tomó 2 hielos con las pinzas y generó una dulce melodía cristalina que resonó por toda la habitación, luego abrió la botella y sirvió un poco de whisky, casi con la elegancia de un bartender, tantos años tomando le habían dado habilidad para eso. Luego acomodó el vaso del otro lado del tablero
Acercó una silla al costado de la mesa, se sentó y apoyó sus pies descalzos en ese taburete que acababa de improvisar. Abrió el pequeño cajón que esa mesa tenía, tomó rápidamente uno de los habanos y el encendedor, cortó la punta, cerró el cajón y lo encendió. El destello de la llama encendiéndose lo iluminó todo por un instante, luego todo oscuridad, y luego, el ruido metálico del encendedor cerrándose hizo eco como lo habían hecho los hielos en el vaso.
Miró el tablero nuevamente, volvió a recordar los movimientos, recordaba todos los que había hecho, desde el primer peón hasta ahora. El panorama del blanco era difícil, dado que al perder a su reina, el negro había arremetido contra el blanco, se cobró un par de piezas medianas y hasta incluso una torre, la reina blanca estaba protegida por los blancos pero anulada. Shtultz tomó aire, miró la linea de piezas negras eliminadas que ponía al costado del tablero, como si de un mausoleo se tratara, el cual había llenado con cuerpos de madera finamente labrada a mano. Miró esos cuerpos detenidamente, tomó al rey blanco e hizo la única jugada posible que tenía a su alcance, ahora la pieza del monarca volvía a ocupar el casillero donde estaba ubicado al iniciar la partida, pero en soledad. Exhaló.
Hizo una pitada fuerte a su habano, levantó la cara y expulsó el aire hacia arriba. Cuando bajó la cara, miró a la oscuridad por un momento, luego volvió a cruzar una mirada con la luna, que iluminó sus pies, el pantaloncillo, su torso desnudo y sus ojos. Tomo aire con fuerza, más que aire tomó coraje. Suspiró.
"Aprecio el momento que he tenido para poder ponerme a gusto. La calma y el silencio pueden ser acogedores, aún en este momento" dijo, volviendo a darle una pitada al habano, se estiró hasta el cenicero y lo sacudió. "Cualquier persona en esta tierra podría querer tener mi vida, mis lujos, mi riqueza, y obviamente, mi poder. Y no los culpo, soy consciente de que ser quien soy, genera más enemigos que amigos, e incluso algunos de mis "amigos" desearían ver mi cabeza en una bandeja de plata".
Agarró la botella, se la llevó a la boca y dió un trago que duró varios segundos, muchos tipos duros hubieran caído tumbados con la mitad de ese trago.
"Cometí muchos crímenes, no solo mis manos están manchadas de sangre, también mi alma, y esas manchas son de todo tipo de gente, desde tipos que se lo merecían, hasta de pobres inocentes. E incluso esos crímenes tuvieron consecuencias que también son manchas. No seré hipócrita y decir que ahora me arrepiento de todo eso, al contrario, hice lo que tenía que hacer. Pasó lo que tenía que pasar. No jugué con fuego, tomé un lanzallamas y quemé a todos los peces gordos que se interpusieron en mi camino. Conseguí respeto, conseguí miedo". Dió un sorbo más a la botella, aunque ahora más normal. Volvió a mirar a la oscuridad, a un punto preciso, y sonrió con resignación, y también con un poco de melancolía. Ahora miró al rey blanco, lo tomó y lo acogió en su mano. Hizo un poco de silencio, recordó como hacía algunas semanas había eliminado unos agentes de la interpol que habían estado siguiéndolo. Uno de esos agentes era una bella mujer, morena, con el pelo rizado y unos ojos almendrados que pocas veces en su vida había visto. No era una mujer voluptuosa, pero tenía una sonrisa encantadora. Se habían conocido en un bar, habían pasado una noche maravillosa, no solo con alcohol y risas elocuentes, sino también de sexo. Miró al cenicero y reconoció la colilla cigarrillo que ella apagó esa noche tras ese momento de pasión, casi pudo ver nuevamente la escena, ella cubierta solamente por una bata de seda color beige, con su piel centelleando bajo la misma luna que ahora lo iluminaba a él, pudo verla dando la pitada final, apagando ese cigarro mentolado y mostrándole esa sonrisa tan hermosa que lo había atrapado en el bar. Horas después, sería él mismo quien se encargaría de matarla, pues sabía quien era ella, y quienes estaban con ella apoyándola. Obviamente, no quedó ninguno vivo.
Volvió a dejar al rey en su posición. "Nuevamente, gracias por permitirme ponerme a gusto. Sé por qué estás aquí, aunque no sé bien quien eres. No sé si trabajas para Interpol, para alguna familia de la mafia o si simplemente eres un hombre buscando venganza. No me interesa tampoco, sé que todo esto es porque te arrebaté a alguien importante en tu vida. La reina negra. Lo sé porque no está con las demás piezas en la mesa. Era una mujer maravillosa, pero entenderás que no podía dejarla ir, por más increíble que fuera". Apoyó la botella contra la mesa y bajó los pies de la silla, miró a la oscuridad una vez más y dió una pitada al habano, la llama del puro trazó muy suavemente una silueta en la oscuridad. "He tenido de todo que se podría tener, cualquier cosa que pudiera darte el dinero, desde autos y mansiones hasta los tesoros más invaluables del planeta, luego de eso llegan los vicios: el alcohol, el juego, las mujeres, las drogas. Solo te diré una cosa, el peor vicio que un ser humano puede tener, es el poder. Puedes tener y dejar cualquier vicio, pero el poder, ohh si, eso no querrás dejarlo nunca. Otros vicios te consumen la salud, la mente, el cuerpo, pero el poder consume todo lo que está a tu alrededor y tu mente, no hay mejor forma de arruinar tu mente que llenarla de poder, porque eres completamente consciente de lo que haces y por qué lo haces. Y no te detienes nunca. Haz lo que debas hacer, pero jamás te rindas ante el poder. El día que tengas poder, no tendrás nada".
Unos pasos se acercaron hacia la mesa, la luna enmarcó una figura humana pero no detalló rostros no apariencias. "Prueba ese escocés, no encontrarás nada igual". Una mano se asomó al halo de luz, y dejo a la reina negra en el costado del tablero, con calma agarró el vaso y éste desapareció en la penumbra, se oyó el choque de los hielos y el vaso volvió a la mesa, ahora el whisky ya no estaba.
Shtultz tomó uno de los alfiles negros, lo posicionó, estudió la jugada entrecerrando los ojos. Cuando estuvo seguro, hizo un gesto de aprobación, abrió los ojos y con una leve sonrisa miró hacia la oscuridad nuevamente. Una voz salió de entre las tinieblas: "Jaque Mate".
Shtultz miró a la luna una última vez, y cerró los ojos
martes, 15 de octubre de 2019
Reflejo
Llegué a este nuevo pais, dejando parte de mi vida atrás, sin familia, sin amigos. Vida nueva.
Entré en mi nuevo hogar, esa pequeña cabaña internada en el bosque a varios minutos de cualquier rastro de otros seres humanos, un contraste de la jungla de concreto que dejé atrás, del ruido, de la industria. Este espacio, tan vacío, tan húmedo, tan solitario, despierta una sensación extraña en mi.
La habitación no se diferencia del resto de la cabaña, pero en el armario que está frente a la cama hay un espejo enorme, para muchos podría tomarse como una herramienta para un posible fetiche sexual. Si me siento en la cama de frente, parece que mi cuarto fuera del doble de tamaño, una habitación de 2 camas, una la mia, la otra del tipo que esta sentado en la suya mirandome.
Todas las mañanas me levanto, casi ni miro al espejo, solo me cambio de lado, desayuno, voy a trabajar, vuelvo y me tiro a dormir. Porque me incomoda ese tipo, que siento que es alguien más, porque cuando lo veo no me veo a mi mismo, solo veo a ese tipo que se parece a mi.
Pasan los días y las semanas, cada vez evito más mirar al tipo del espejo, copiando todos mis movimientos, además, siento que me observa cuando yo no lo puedo mirarlo. Y siento que me sigue no solo por el espejo, sino por toda la casa, en todos los objetos que generan cualquier tipo de reflejo, el otro día desayunamos juntos porque hay un florero de metal vacio en la mesa. Aunque es distinto porque al ser todo curvo, está todo deformado. Durante el dia no abro las cortinas, y durante la noche uso la lampara de querosene lo más tenue posible, para evitar alimentar esos reflejos. Para que deje de seguirme por toda la casa.
Acaba de despertarme el despertador, pero no sonó el que está en mi mesa de luz, sino el que está en la de él, lo distingo por el ruido, yo aún acostado y sonmoliento no puedo abrir totalmente los ojos, pero lo puedo ver, está cambiandose, poniendose la misma camisa que usé ayer y que pensaba ponerme yo hoy, de pronto se volteó a verme. No me dijo nada pero lo noto molesto, rápidamente me levanto e intento alcanzarlo en sus actos, mientras pienso que esto debe ser un sueño, ¿En qué cabeza cabe que el que debería ser mi reflejo se mueva con libertad a mis movimientos?. Me perdí en mis propios pensamientos mientras me cambiaba con tanta prisa que no me di cuenta que ya estábamos coordinados, nos miramos fijamente, sin dirigirnos la palabra, el aún está con esa mirada de odio. Me intimida bastante, pero no habiamos tenido un contacto tan largo como en el que tenemos en este momento. Me dirigí a la cocina pero noté que no me siguió de inmediato. Me miró un poco mas y luego vino tras de mi.
Pareciera que la cabaña estuviera sumida en una burbuja, porque no hay ruido, ni de la pava silbando al hervir el agua del café, ni de mi cuchara chocando con la porcelana, es un silencio blanco mientras desayunamos, yo en mi lugar, él en el suyo distorsionado por las curvas del florero. Recuerdo que el florero estaba aquí cuando llegué. Terminamos de desayunar, cruzamos una mirada corta y salí.
Los días siguientes fueron similares. Nuestra relación es completamente silenciosa, pero cada vez me intimida más, ese gesto tan indiferente, esa mirada con tanto enojo, creo que incluso ya me genera miedo. Ya ni siquiera nos vestimos coordinados, ya solamente coincidimos cuando termino y estoy por salir de la habitación. El florero de la mesa parece que cada día fuera más recto, porque cada día su imagen cuando desayuno es más y más nitida, menos distorsionada. Y empecé a dormir dandole la espalda, hace un par de días no me dejaba dormir si me estaba mirando, e incluso de espaldas siento sus ojos vigilandome. Pensé en tapar el espejo pero no tengo nada lo suficientemente grande para hacerlo. Creo que mañana a la mañana quitaré el florero de la mesa, quisiera aunque sea poder comer sin que me esté mirando.
Ayer saqué el florero cuando me fui a trabajar, al volver todo seguía igual. Pero esta mañana me levanté y el florero está sobre la mesa. Durante el desayuno me fulminó con la mirada, ni siquiera desayunó conmigo. Se cruzó de brazos y me vio comer, hasta que nos fuimos.
Ya no puedo dormir bien, con lo del florero hace varios días ya soy un manojo de nervios, y ni siquiera dandole la espalda puedo quitarme la sensación de que me observa y me apaga el despertador, asi que me duermo durante a madrugada y ya me quedé dormido a la mañana varias veces. En el trabajo me dijeron que era la última vez, la proxima me despiden, y no solo por las llegadas tardes o faltas, sino por mi aspecto desalineado y mi actitud, dicen que espanto a la gente, más siendo un pueblo con tan poca gente. Pero el está bien, siempre prolijo, siempre con la ropa planchada, como si nada. Porque a él no lo acosa el tipo de su espejo. Necesito descansar bien, asi que compré unos somniferos para ver si así restablezco el sueño.
Duré unos dias durmiendo bien, pero anoche mis pastillas estaban cambiadas, me las cambió por unas mentas, quise intentar dormir como hacía antes, también me apagó el despertador y volví a quedarme dormido, asi que me despidieron.
Por primera vez, no tengo miedo, tengo odio. Ese tipo me está arruinando la vida, pero qué puedo hacerle? Es solo un reflejo de un espejo. Debería romperlo? Y si al romperlo se multiplica en cada trozo? Incluso llegué a pensar si soy yo el reflejo y no él. Ya no se que hacer.
Me paro frente al espejo, empezamos un duelo de miradas, creo que ahora la furia en la mirada es mutua, pero estamos espectantes, como esperando que el otro de el primer golpe.
Estuvimos así por horas, no sabría cuanto, hasta que no aguanté más, tomé aire y por mi mente solo atiné a gritarle:
- QUE MIERDA ES LO QUE QUERÉS CONMIGO?!!!
Hizo una mueca, con una sonrisa parte satisfacción, parte maldad. Me miró, y dijo:
- Al fin.
Entré en mi nuevo hogar, esa pequeña cabaña internada en el bosque a varios minutos de cualquier rastro de otros seres humanos, un contraste de la jungla de concreto que dejé atrás, del ruido, de la industria. Este espacio, tan vacío, tan húmedo, tan solitario, despierta una sensación extraña en mi.
La habitación no se diferencia del resto de la cabaña, pero en el armario que está frente a la cama hay un espejo enorme, para muchos podría tomarse como una herramienta para un posible fetiche sexual. Si me siento en la cama de frente, parece que mi cuarto fuera del doble de tamaño, una habitación de 2 camas, una la mia, la otra del tipo que esta sentado en la suya mirandome.
Todas las mañanas me levanto, casi ni miro al espejo, solo me cambio de lado, desayuno, voy a trabajar, vuelvo y me tiro a dormir. Porque me incomoda ese tipo, que siento que es alguien más, porque cuando lo veo no me veo a mi mismo, solo veo a ese tipo que se parece a mi.
Pasan los días y las semanas, cada vez evito más mirar al tipo del espejo, copiando todos mis movimientos, además, siento que me observa cuando yo no lo puedo mirarlo. Y siento que me sigue no solo por el espejo, sino por toda la casa, en todos los objetos que generan cualquier tipo de reflejo, el otro día desayunamos juntos porque hay un florero de metal vacio en la mesa. Aunque es distinto porque al ser todo curvo, está todo deformado. Durante el dia no abro las cortinas, y durante la noche uso la lampara de querosene lo más tenue posible, para evitar alimentar esos reflejos. Para que deje de seguirme por toda la casa.
Acaba de despertarme el despertador, pero no sonó el que está en mi mesa de luz, sino el que está en la de él, lo distingo por el ruido, yo aún acostado y sonmoliento no puedo abrir totalmente los ojos, pero lo puedo ver, está cambiandose, poniendose la misma camisa que usé ayer y que pensaba ponerme yo hoy, de pronto se volteó a verme. No me dijo nada pero lo noto molesto, rápidamente me levanto e intento alcanzarlo en sus actos, mientras pienso que esto debe ser un sueño, ¿En qué cabeza cabe que el que debería ser mi reflejo se mueva con libertad a mis movimientos?. Me perdí en mis propios pensamientos mientras me cambiaba con tanta prisa que no me di cuenta que ya estábamos coordinados, nos miramos fijamente, sin dirigirnos la palabra, el aún está con esa mirada de odio. Me intimida bastante, pero no habiamos tenido un contacto tan largo como en el que tenemos en este momento. Me dirigí a la cocina pero noté que no me siguió de inmediato. Me miró un poco mas y luego vino tras de mi.
Pareciera que la cabaña estuviera sumida en una burbuja, porque no hay ruido, ni de la pava silbando al hervir el agua del café, ni de mi cuchara chocando con la porcelana, es un silencio blanco mientras desayunamos, yo en mi lugar, él en el suyo distorsionado por las curvas del florero. Recuerdo que el florero estaba aquí cuando llegué. Terminamos de desayunar, cruzamos una mirada corta y salí.
Los días siguientes fueron similares. Nuestra relación es completamente silenciosa, pero cada vez me intimida más, ese gesto tan indiferente, esa mirada con tanto enojo, creo que incluso ya me genera miedo. Ya ni siquiera nos vestimos coordinados, ya solamente coincidimos cuando termino y estoy por salir de la habitación. El florero de la mesa parece que cada día fuera más recto, porque cada día su imagen cuando desayuno es más y más nitida, menos distorsionada. Y empecé a dormir dandole la espalda, hace un par de días no me dejaba dormir si me estaba mirando, e incluso de espaldas siento sus ojos vigilandome. Pensé en tapar el espejo pero no tengo nada lo suficientemente grande para hacerlo. Creo que mañana a la mañana quitaré el florero de la mesa, quisiera aunque sea poder comer sin que me esté mirando.
Ayer saqué el florero cuando me fui a trabajar, al volver todo seguía igual. Pero esta mañana me levanté y el florero está sobre la mesa. Durante el desayuno me fulminó con la mirada, ni siquiera desayunó conmigo. Se cruzó de brazos y me vio comer, hasta que nos fuimos.
Ya no puedo dormir bien, con lo del florero hace varios días ya soy un manojo de nervios, y ni siquiera dandole la espalda puedo quitarme la sensación de que me observa y me apaga el despertador, asi que me duermo durante a madrugada y ya me quedé dormido a la mañana varias veces. En el trabajo me dijeron que era la última vez, la proxima me despiden, y no solo por las llegadas tardes o faltas, sino por mi aspecto desalineado y mi actitud, dicen que espanto a la gente, más siendo un pueblo con tan poca gente. Pero el está bien, siempre prolijo, siempre con la ropa planchada, como si nada. Porque a él no lo acosa el tipo de su espejo. Necesito descansar bien, asi que compré unos somniferos para ver si así restablezco el sueño.
Duré unos dias durmiendo bien, pero anoche mis pastillas estaban cambiadas, me las cambió por unas mentas, quise intentar dormir como hacía antes, también me apagó el despertador y volví a quedarme dormido, asi que me despidieron.
Por primera vez, no tengo miedo, tengo odio. Ese tipo me está arruinando la vida, pero qué puedo hacerle? Es solo un reflejo de un espejo. Debería romperlo? Y si al romperlo se multiplica en cada trozo? Incluso llegué a pensar si soy yo el reflejo y no él. Ya no se que hacer.
Me paro frente al espejo, empezamos un duelo de miradas, creo que ahora la furia en la mirada es mutua, pero estamos espectantes, como esperando que el otro de el primer golpe.
Estuvimos así por horas, no sabría cuanto, hasta que no aguanté más, tomé aire y por mi mente solo atiné a gritarle:
- QUE MIERDA ES LO QUE QUERÉS CONMIGO?!!!
Hizo una mueca, con una sonrisa parte satisfacción, parte maldad. Me miró, y dijo:
- Al fin.
martes, 1 de octubre de 2019
Cosas de Niños
Intento mantener mi compostura, como la persona centrada que soy. Pero por dentro este dolor que siento dentro empieza a crecer como un monstruo dentro mío, como esos monstruos que dan miedo. Pero no siento miedo, pero si un sentimiento muy frío que me hace querer llorar, pero no lo haré.
Te veo ahí, en brazos de él, con quien compartí tantos momentos, que siento conocer desde siempre. Estas en sus brazos y él es feliz, arropándote y te abraza con tanto amor y con una sonrisa tan grande que envidio, porque en este momento yo no podría siquiera simular un poco de esa alegría. Y mucho menos porque el mismo motivo de su alegría es el que ahora me hunde en la tristeza. No lo soporto.
Cuando pregunté a mi alrededor de por qué las cosas son así me dijeron que simplemente es el proceso de crecer, que no todo debe ser como yo quiero y que los demás tienen derecho a ser felices.
Ninguno de todos los presentes en la habitación se imaginan lo que siento, esta envidia, esta furia, esta pena. Porque todavía recuerdo los hermosos momentos que vivimos juntos, las aventuras y desventuras, los días de sol y de lluvia. Mis dedos recuerdan tu suavidad, las tantas noches que dormíamos abrazados, el calor que sentía al tenerte junto a mi, tal como te tiene él ahora. Intento ser fuerte, no quiero hacer una escena frente a todos, porque debo ser maduro, ya estoy grande. Pero nada de lo que me diga a mi mismo será suficiente. Nada reemplazará lo que sentí cuando te tenía. Y si volviera a tenerte ya nada será igual.
Todos sonríen, los ven a ustedes y generan ternura en los demás. Yo no lo soporto más, me doy vuelta, me trago mi orgullo y me voy a mi cuarto, no me doy cuenta pero lo hago corriendo, huyendo de esa escena atroz, y ahora todos me miran, lo se porque ahora todo es silencio. Una voz clama mi nombre y siento que viene tras de mi, acongojada a mi auxilio.
Alcanzo abrir la puerta de mi pieza, la cierro y me recuesto sobre ella para intentar detener a cualquiera que intente atravesarla. Mientras lo hago miro todo lo que hay dentro. Todos mis juguetes, todas mis cosas, cualquiera de ellas podría reemplazarte pero me niego. Porque eras mi peluche favorito, vivimos tantas cosas y tanto tiempo, y ahora como crecí te dieron a él, a mi hermanito menor. Es injusto, no lo soporto más. Mamá toca la puerta, debo ser grande, debo dejarte ir, aunque no lo soporto más. Lanzo lo último de mi llanto y me seco mis lagrimas. Soy un nene grande, debo madurar. Los nenes maduros no lloran por cosas de niños.
Te veo ahí, en brazos de él, con quien compartí tantos momentos, que siento conocer desde siempre. Estas en sus brazos y él es feliz, arropándote y te abraza con tanto amor y con una sonrisa tan grande que envidio, porque en este momento yo no podría siquiera simular un poco de esa alegría. Y mucho menos porque el mismo motivo de su alegría es el que ahora me hunde en la tristeza. No lo soporto.
Cuando pregunté a mi alrededor de por qué las cosas son así me dijeron que simplemente es el proceso de crecer, que no todo debe ser como yo quiero y que los demás tienen derecho a ser felices.
Ninguno de todos los presentes en la habitación se imaginan lo que siento, esta envidia, esta furia, esta pena. Porque todavía recuerdo los hermosos momentos que vivimos juntos, las aventuras y desventuras, los días de sol y de lluvia. Mis dedos recuerdan tu suavidad, las tantas noches que dormíamos abrazados, el calor que sentía al tenerte junto a mi, tal como te tiene él ahora. Intento ser fuerte, no quiero hacer una escena frente a todos, porque debo ser maduro, ya estoy grande. Pero nada de lo que me diga a mi mismo será suficiente. Nada reemplazará lo que sentí cuando te tenía. Y si volviera a tenerte ya nada será igual.
Todos sonríen, los ven a ustedes y generan ternura en los demás. Yo no lo soporto más, me doy vuelta, me trago mi orgullo y me voy a mi cuarto, no me doy cuenta pero lo hago corriendo, huyendo de esa escena atroz, y ahora todos me miran, lo se porque ahora todo es silencio. Una voz clama mi nombre y siento que viene tras de mi, acongojada a mi auxilio.
Alcanzo abrir la puerta de mi pieza, la cierro y me recuesto sobre ella para intentar detener a cualquiera que intente atravesarla. Mientras lo hago miro todo lo que hay dentro. Todos mis juguetes, todas mis cosas, cualquiera de ellas podría reemplazarte pero me niego. Porque eras mi peluche favorito, vivimos tantas cosas y tanto tiempo, y ahora como crecí te dieron a él, a mi hermanito menor. Es injusto, no lo soporto más. Mamá toca la puerta, debo ser grande, debo dejarte ir, aunque no lo soporto más. Lanzo lo último de mi llanto y me seco mis lagrimas. Soy un nene grande, debo madurar. Los nenes maduros no lloran por cosas de niños.
miércoles, 18 de septiembre de 2019
Presentación
No me voy a olvidar esos ojos, inyectados de furia, como una fiera a la que intentando cazarla lastimaste y ahora viene por tu sangre.
Hacía tiempo que salíamos, tiempo largo, ahora no recuerdo con precisión cuanto llevábamos hasta ese día. Pero era la relación más larga que había tenido hasta ese momento, aunque estaba en un proceso de desgaste. Los pocos años de edad entre nosotros a veces contrastaba, ella era mayor que yo, aunque muchos días parecía que el mayor fuera yo.
Nunca se entiende por qué nos gusta emparejarnos con personalidades tan distintas a las nuestras, los románticos dicen que es porque las almas se complementan. Yo creo que a veces puede ser una bomba de tiempo, o al menos yo hice explotar una.
En mis momentos de juventud tenía las características de todo joven, perdía la atención con frecuencia, me parecían graciosas cosas que a los demás no lo eran tanto, y vivía con más buen humor que la gente madura. Por su lado ella era de personalidad fuerte, de esa gente que no importa lo que le digas, su palabra y opinión es la correcta y no hay nada en este universo que cambie eso. Muchas veces lo usaba en mi contra, ella lo sabía, yo lo sabía, pero más allá de ser así, nos queríamos así.
Como dije, la relación se desgastaba. Habíamos estados un tanto tajantes los últimos días, al punto que hablábamos lo mínimo para no discutir, era una separación sin oficializar, porque quizás algo podría reflotar todo.
Coincidió con un cumpleaños en mi familia, a la que por el cariño que tenían ambas familias con el otro, ella fue invitada, aunque algunos estaban avisados de que no estábamos en días rosados. La fiesta iba a ser grande, por lo que venían muchos parientes de todos lados, y como es común en mi ciudad, se hacen misas para conmemorar los natalicios importantes. Debido al trabajo y por la distancia que estábamos teniendo, no fuimos juntos. Yo llegué después, ella no estaba muy producida ni nada, pero no dejaba de parecerme hermosa, aunque no se lo iba a decir para no sentirme débil ante ella, porque sí, había un duelo de orgullos importantes. Cuando empecé a saludar a los ya presentes noté que faltaban algunos, increíblemente yo había llegado temprano. La saludé, la miré a sus ojos marrones, que me vieron con dulzura, y en ésas miradas dijimos todas las cosas lindas que teníamos para decirnos, que no habían sido pronunciadas luego del "como estas?" de formalidad.
Yo no quise enroscarme más, me fui a hablar con algún primo, a mirar los detalles de la iglesia que hacia mucho no había visto, no soy un tipo religioso pero siempre me pareció rescatable el arte de las iglesias católicas. De pronto llegó junto a la cumpleañera una tía del interior, esas que vi quizás 3 veces en mi vida pero que uno quiere como si la hubiera tenido toda la vida. Me adelanté, la saludé con un gran abrazo y la dejé saludando al resto de los presentes. Había decidido relajarme un poco. Grave error.
Me distraje unos segundos, no fue más que eso, de pronto siento que me tocan el brazo, mientras giro la cabeza escucho "terminá vos" de parte de mamá, en mi visión solo tenía a la tía a unos centímetros, mis primos y otra tía atrás de ella. Quizás fue mi distracción o mi confusión de esas palabras que no entendí que pasaba. A sabiendas que la tía era religiosa, solo interpreté que le muestre rápidamente la iglesia, la cual había visto con cuidado desde hacía media hora. Dicha presentación fue fugaz dado que ya nos sentábamos. Al frente íbamos todos los sanguíneos de la homenajeada en la ceremonia, me acomodé y recordé que estaba ella, volteé la vista y ahí vi esos ojos, amalgamados entre furia, odio, decepción y tristeza, tan equilibrado tras esa pequeña capa vidriosa que ahora los cubrían. Había cometido un error y no lo vi, y no lo supe tampoco hasta después, aunque me imaginé que algo estaba mal.
En principio pensé que quizás ella esperaba que más allá de todo, la llevara a sentarse conmigo, pero no me pareció lógico ponerse así por eso. Mi abuela atinó a preguntarme suavemente si estábamos peleados, a lo que le describí rápidamente que simplemente no estábamos en un buen momento.
La ceremonia terminó, empezamos todos a movernos para irnos, volví a mirarla y los ojos estaban peor, eso era un agujero negro. Sin cruzar palabras nos dimos a entender que charlaríamos afuera, lejos de todos. Porque definitivamente algo no iba bien.
Sus primeras palabras fueron tajantes: "No creí que fueras tan forro", mientras sonaban esas palabras seguí pensando que todo esto vendría por lo de no haberla sentado al lado mío durante la misa, hasta que lanzó "Yo nunca te hubiera hecho algo así frente a mi familia, quedé como una pelotuda". Después de algunos gritos me dí cuenta de lo que había pasado: la frase de mamá "terminá vos", era para que la presente con la tía, porque era mi "responsabilidad" hacerlo, aunque le había dicho que estábamos peleados. Pero en mi distracción en ese momento, y al no verla en ese instante, jamás se me cruzó por la cabeza ese gesto de formalidad, incluso había interpretado que ya las habían presentado.
No hubo palabras para que me creyera que lo que había pasado, no había sido intencional. En su terquedad no pudo comprender mi posición, colo muchas veces había pasado antes, pero está vez para ella fue un revés al alma, y entendí como se sentía: rechazada, ignorada, menospreciada, y ante la vista no solo de una tía a la que nunca vería de nuevo, sino ante la vista de algunas otras tías chismosas e incluso creo que ante Dios por haber estado dentro de la iglesia.
Como toda pelea, eso fue el detonante de una discusión que duró horas, en las que empezó una bola de nieve de reproches que no terminaría hasta que ella decidió tomarse el colectivo para irse a su casa, e irse de mi vida.
Quizás era el pie que necesitábamos para cerrar todo, quizás todo seguiría extendiéndose un poco más hasta separarnos, o quizás ya estábamos cruzando lo peor para volver a estar bien, lo único que sé, es que la facilidad con la que puede romperse un corazón, es a veces tan sutil como distraerse, por tan solo 20 segundos.
Hacía tiempo que salíamos, tiempo largo, ahora no recuerdo con precisión cuanto llevábamos hasta ese día. Pero era la relación más larga que había tenido hasta ese momento, aunque estaba en un proceso de desgaste. Los pocos años de edad entre nosotros a veces contrastaba, ella era mayor que yo, aunque muchos días parecía que el mayor fuera yo.
Nunca se entiende por qué nos gusta emparejarnos con personalidades tan distintas a las nuestras, los románticos dicen que es porque las almas se complementan. Yo creo que a veces puede ser una bomba de tiempo, o al menos yo hice explotar una.
En mis momentos de juventud tenía las características de todo joven, perdía la atención con frecuencia, me parecían graciosas cosas que a los demás no lo eran tanto, y vivía con más buen humor que la gente madura. Por su lado ella era de personalidad fuerte, de esa gente que no importa lo que le digas, su palabra y opinión es la correcta y no hay nada en este universo que cambie eso. Muchas veces lo usaba en mi contra, ella lo sabía, yo lo sabía, pero más allá de ser así, nos queríamos así.
Como dije, la relación se desgastaba. Habíamos estados un tanto tajantes los últimos días, al punto que hablábamos lo mínimo para no discutir, era una separación sin oficializar, porque quizás algo podría reflotar todo.
Coincidió con un cumpleaños en mi familia, a la que por el cariño que tenían ambas familias con el otro, ella fue invitada, aunque algunos estaban avisados de que no estábamos en días rosados. La fiesta iba a ser grande, por lo que venían muchos parientes de todos lados, y como es común en mi ciudad, se hacen misas para conmemorar los natalicios importantes. Debido al trabajo y por la distancia que estábamos teniendo, no fuimos juntos. Yo llegué después, ella no estaba muy producida ni nada, pero no dejaba de parecerme hermosa, aunque no se lo iba a decir para no sentirme débil ante ella, porque sí, había un duelo de orgullos importantes. Cuando empecé a saludar a los ya presentes noté que faltaban algunos, increíblemente yo había llegado temprano. La saludé, la miré a sus ojos marrones, que me vieron con dulzura, y en ésas miradas dijimos todas las cosas lindas que teníamos para decirnos, que no habían sido pronunciadas luego del "como estas?" de formalidad.
Yo no quise enroscarme más, me fui a hablar con algún primo, a mirar los detalles de la iglesia que hacia mucho no había visto, no soy un tipo religioso pero siempre me pareció rescatable el arte de las iglesias católicas. De pronto llegó junto a la cumpleañera una tía del interior, esas que vi quizás 3 veces en mi vida pero que uno quiere como si la hubiera tenido toda la vida. Me adelanté, la saludé con un gran abrazo y la dejé saludando al resto de los presentes. Había decidido relajarme un poco. Grave error.
Me distraje unos segundos, no fue más que eso, de pronto siento que me tocan el brazo, mientras giro la cabeza escucho "terminá vos" de parte de mamá, en mi visión solo tenía a la tía a unos centímetros, mis primos y otra tía atrás de ella. Quizás fue mi distracción o mi confusión de esas palabras que no entendí que pasaba. A sabiendas que la tía era religiosa, solo interpreté que le muestre rápidamente la iglesia, la cual había visto con cuidado desde hacía media hora. Dicha presentación fue fugaz dado que ya nos sentábamos. Al frente íbamos todos los sanguíneos de la homenajeada en la ceremonia, me acomodé y recordé que estaba ella, volteé la vista y ahí vi esos ojos, amalgamados entre furia, odio, decepción y tristeza, tan equilibrado tras esa pequeña capa vidriosa que ahora los cubrían. Había cometido un error y no lo vi, y no lo supe tampoco hasta después, aunque me imaginé que algo estaba mal.
En principio pensé que quizás ella esperaba que más allá de todo, la llevara a sentarse conmigo, pero no me pareció lógico ponerse así por eso. Mi abuela atinó a preguntarme suavemente si estábamos peleados, a lo que le describí rápidamente que simplemente no estábamos en un buen momento.
La ceremonia terminó, empezamos todos a movernos para irnos, volví a mirarla y los ojos estaban peor, eso era un agujero negro. Sin cruzar palabras nos dimos a entender que charlaríamos afuera, lejos de todos. Porque definitivamente algo no iba bien.
Sus primeras palabras fueron tajantes: "No creí que fueras tan forro", mientras sonaban esas palabras seguí pensando que todo esto vendría por lo de no haberla sentado al lado mío durante la misa, hasta que lanzó "Yo nunca te hubiera hecho algo así frente a mi familia, quedé como una pelotuda". Después de algunos gritos me dí cuenta de lo que había pasado: la frase de mamá "terminá vos", era para que la presente con la tía, porque era mi "responsabilidad" hacerlo, aunque le había dicho que estábamos peleados. Pero en mi distracción en ese momento, y al no verla en ese instante, jamás se me cruzó por la cabeza ese gesto de formalidad, incluso había interpretado que ya las habían presentado.
No hubo palabras para que me creyera que lo que había pasado, no había sido intencional. En su terquedad no pudo comprender mi posición, colo muchas veces había pasado antes, pero está vez para ella fue un revés al alma, y entendí como se sentía: rechazada, ignorada, menospreciada, y ante la vista no solo de una tía a la que nunca vería de nuevo, sino ante la vista de algunas otras tías chismosas e incluso creo que ante Dios por haber estado dentro de la iglesia.
Como toda pelea, eso fue el detonante de una discusión que duró horas, en las que empezó una bola de nieve de reproches que no terminaría hasta que ella decidió tomarse el colectivo para irse a su casa, e irse de mi vida.
Quizás era el pie que necesitábamos para cerrar todo, quizás todo seguiría extendiéndose un poco más hasta separarnos, o quizás ya estábamos cruzando lo peor para volver a estar bien, lo único que sé, es que la facilidad con la que puede romperse un corazón, es a veces tan sutil como distraerse, por tan solo 20 segundos.
Totem
Siempre está ahí, de buen humor, en la misma cuadra desde hace años, desde el día que me mudé al barrio. No sabía su nombre, pero a diario lo veía, si pasaba de día estaba cerca de la esquina, pidiendo alguna moneda siempre en tono educado, o mirando a la gente pasar como si fuera un guardián de todos. Pocas veces lo oí hablar, si barba tupida entorpecía el ruido de sus balbuceos cuando hablaba consigo mismo, pero aclaraba la voz si lo que tenía para decir era relevante.
De noche, estaba en su refugio improvisado, con el colchón viejo que algún vecino le habrá dado o que habrá encontrado en alguno de los containers de basura, una cúpula de cartones y tablas y unas frazadas grises con manchas de colores, de esas como las que tenían mis abuelos en casa. Y dentro quién sabe cuántas chucherías, que podían divisarse tímidamente con el halo de luz que el foco que tenia a unos 10 metros de su mono ambiente con vista a la calle.
Siempre está ahí, con unos ojos que reflejan que más allá de todo ese tiempo en las frías calles de la ciudad, en algún momento tuvo otra vida, como la mía, como la de cualquiera que uno a veces no valora que tiene.
Pero no era esa mirada, ni su forma de hablar, ni su ropa harapienta, o sus preguntas todos los lunes al del puesto de diarios de quién ganó el fin de semana en el torneo de primera lo que siempre presto atención al pasar junto a él, es eso que lleva en su mano siempre, envuelto en un retazo de tela como protegiéndolo hasta del sol. Ese pequeño paquete improvisado que no será más grande que un peón de ajedrez que lleva siempre en su mano. Siempre. Y al que alguna vez, le visto sentarse, casi hecho un ovillo en la vereda y espiándolo con timidez, como si lo explorara por primera vez, o como si quisiera revisar que sigue ahí. Ese tótem que nadie jamás ha visto, y que quizás nadie verá excepto él. Qué misterio encontrará, qué valor tendrá para cuidarlo tanto, y que por lo visto ni se cruza por su mente cambiarlo por algo de dinero.
Quizás el dinero no hace falta con eso, ni un techo, ni un plato de comida caliente 3 veces al día. Quizás todo eso no tiene valor, al lado de ese tótem. Quien sabe en qué basurero lo encontró, o en que parte de esa vida desconocida que alguna vez debió tener le ha sido entregado y ahora lo guarda y de una manera como si su vida dependiera de eso.
Siempre está ahí, de buen humor, en la misma cuadra desde hace años, desde el día que me mudé al barrio
De noche, estaba en su refugio improvisado, con el colchón viejo que algún vecino le habrá dado o que habrá encontrado en alguno de los containers de basura, una cúpula de cartones y tablas y unas frazadas grises con manchas de colores, de esas como las que tenían mis abuelos en casa. Y dentro quién sabe cuántas chucherías, que podían divisarse tímidamente con el halo de luz que el foco que tenia a unos 10 metros de su mono ambiente con vista a la calle.
Siempre está ahí, con unos ojos que reflejan que más allá de todo ese tiempo en las frías calles de la ciudad, en algún momento tuvo otra vida, como la mía, como la de cualquiera que uno a veces no valora que tiene.
Pero no era esa mirada, ni su forma de hablar, ni su ropa harapienta, o sus preguntas todos los lunes al del puesto de diarios de quién ganó el fin de semana en el torneo de primera lo que siempre presto atención al pasar junto a él, es eso que lleva en su mano siempre, envuelto en un retazo de tela como protegiéndolo hasta del sol. Ese pequeño paquete improvisado que no será más grande que un peón de ajedrez que lleva siempre en su mano. Siempre. Y al que alguna vez, le visto sentarse, casi hecho un ovillo en la vereda y espiándolo con timidez, como si lo explorara por primera vez, o como si quisiera revisar que sigue ahí. Ese tótem que nadie jamás ha visto, y que quizás nadie verá excepto él. Qué misterio encontrará, qué valor tendrá para cuidarlo tanto, y que por lo visto ni se cruza por su mente cambiarlo por algo de dinero.
Quizás el dinero no hace falta con eso, ni un techo, ni un plato de comida caliente 3 veces al día. Quizás todo eso no tiene valor, al lado de ese tótem. Quien sabe en qué basurero lo encontró, o en que parte de esa vida desconocida que alguna vez debió tener le ha sido entregado y ahora lo guarda y de una manera como si su vida dependiera de eso.
Siempre está ahí, de buen humor, en la misma cuadra desde hace años, desde el día que me mudé al barrio
martes, 30 de julio de 2019
Réquiem
Pasaron los días, varios. Muy probablemente esta sea una despedida definitiva a este blog. Por qué? porque lo más probable es que quede en el olvido y si necesite uno, armaré uno nuevo, de cero. Creo que por eso el titulo de esta nota es eso, un réquiem a una cursada y a su blog.
Qué me dejó esta cursada? Apa, que pregunta no?
Me hizo conocer a mucha gente, porque cuando llegas a esta altura de la carrera tras 5 años de cursadas decís: "ahh ya los conozco a todos, al menos de vista" y te equivocas, ves gente nueva y pensás "y este? de donde salió?". Si, conocí gente nueva y me acerqué a otros que conocía pero que no había tenido oportunidad de interactuar antes. Ese saldo es positivo, si alguno de mi grupo del TP1B lee esto, fue un gustazo laburar con todos! Comí muchas cosas ricas y me divertí muchisimo.
Hacía mucho que no trabajaba en grupo para la materia Diseño (desde mitad de Diseño 2 en Naso). Y la verdad que tengo que dar gracias que fue un grupo que siempre nos llevamos bastante bien para trabajar.
Respecto a los contenidos, aprendí a profundizar todo lo que respecta al usuario, a lo que es que te saquen de tu zona de confort (SI, una cosa es salir otra es que te saquen), lo que termina desembocando a otra mirada del diseño. Y a todo eso sumemos lo que ya expresé en posts pasados (ver "Magia" y "Puerta de Servicio").
Ahora, vamos a lo crudo. La metodología de las clases, donde empezar?? Primero, antes de nada, quiero resaltar que más allá de lo que ponga, creo que los docentes son muy capaces para un taller de D4, no fueron condescendientes conmigo en absoluto y eso es algo muy positivo, sobre todo en una carrera donde muchos docentes se suben a un pony y te tratan como boludo o se cruzan con uno y los terminas sufriendo, valoro esa actitud.
Las dinámicas de las clases, fueron muy extrañas, si bien en todas las materias para corregir los tiempos se desorganizan, Acá parecián muchas veces un grupo novato de docentes y eso no está bueno, porque se nota que tienen mucha capacidad todos, pero el desorden a veces era muy notorio y más al final en el que ya todos teníamos más confianza.
Porqué nunca llegué a una clase ya empezada?? No soy una persona puntual, pero llegando 19:30/19:45, nunca me perdí nada de una clase. Y eso si que nunca me pasóantes, y después se pagaba ese tiempo saliendo 23:30 hs.
Después me remito al TP1A, Por qué la primera corrección de propuestas formales fue una pre-entrega?? Tengo que admitir que a partir de esa corrección me preocupé un poco, incluso recién me alivié cuando se devolvieron las notas porque pensaba constantemente: qué es lo que está mal? qué no estoy entendiendo? el tiempo apremió mucho, me guié mucho por el enunciado y cuando descubrí que no había que ser textual no había tiempo para un cambio brusco. Además, cómo hacerlo? Me plagué de dudas, y más después de la pre-entrega final, porque ya no supe si estaba bien pero no lo estaba explicando, o estaba mal y tenía que laburar. No sentí correcciones claras, o no entendí una guía a veces donde apuntar. Y qué pasa con eso, terminas entregando algo que es una completa incertidumbre, no por lo que haces sino por lo que puede ser. Porque siempre decís "bueno esto está para un 4" o "para un 6/7" pero acá ya no sabía, solo podía distinguir algunos TPs de compañeros que era obvio que les iba a ir bien, porque habían entendido (o ya tenían entendido) el hilo que buscaban. Esa textualidad la sufrí yo, la sufrimos un par más que veníamos de otras cátedras, quizás sea culpa nuestra, pero me pareció extremo que las primeras correcciones de propuestas formales fueran 2 semanas antes a la entrega, como haces para resolver algo rápido, hostigado por el tiempo, las otras materias, y las correcciones nublosas que no te terminan orientando sobre qué hacer.
Hubo criterios para algunas cosas que no compartí con el grupo docente, no solo con mis devoluciones, sino con varias otras (porque entre todos sabemos o conocemos como le va a los demás, solo es prestar un poco de atención). Eso me confundió también, cosas que "respondian" y que "no respondían" a los incisos de corrección, cosas que estaban "bien" y cosas que estaban "mal" que condicionaron notas, y a la larga, condicionaron a gente.
Por qué perder tiempo armando algunas presentaciones? Las van a leer? va a importar si está todo prolijo en el Illustrator e impreso a tiempo para corregir? qué cosas debo poner gráficamente en los paneles? Si busco justificar las decisiones que tomé, pero hubo algo que faltó, no alcanza? Puedo hacer algo "inviable" y aprobar? Qué es complejizar una secuencia y qué simplificarla? Cómo expreso las posibles secuencias operativas sin necesitar 10 paneles A1 para solo mostrar eso? y cómo muestro una sin que sea tomada como "ideal" sino como la más probable? Podía no ir durante todo el TP? o sea, podría haber faltado y no hubiera influido absolutamente en nada? Por qué en un TP de Servicios me dan a entender que lo que importa es el concepto, no es servicio en sí? . Esas preguntas por momentos no supe responder, otras se respondieron solas con el tiempo, y otras tengo que aprender a encontrarles su respuesta, aún así, fueron unas de las tantas preguntas que me hice en este cuatrimestre que pasó.
Sentí desorden, por momentos juro que lo sentía, lo podía oler entrando a la 306, la teórica de Mariana Salgado no llegué, me la perdí, cuando fui a la sala de teleconferencias ya estaban saliendo todos, dijeron que esperemos un ratito (habrá sido media hora), entramos al taller, hicieron una devolución y a las 20:30 estaba en la parada del 37, por qué? por qué ya estoy volviendome a casa? quedaban 2:30hs y no las estabamos usando. Esas cosas eran tan "frustantes" (no encontré otra descripción más cercana a lo que quiero expresar), porque 2 clases después no nos alcanzaba el tiempo para corregir. Insisto, no es por incapacidad de los docentes de enseñar, es la falta de orden que hace mucho ruido. Estas cosas termina provocando muchas veces la "metodología del poncho" (este es otro de mis posts) . Todo termina haciendose a los ponchazos, a las corridas y no está bueno, no salen muchas cosas positivas así. Lo sabemos todos.
No se si se notó, el día de la devolución final no estaba del todo contento, y no pasaba por mi o por como me había ido en los trabajos o en la nota final, porque en esta carrera una nota no define quien sos o lo que podes hacer, porque un diseñador no es solamente hacer un producto lindo o funcional. Son muchas cosas. Hubo gente que no estuvo en esa charla, que tuvieron una charla previa antes, y que debían estar con los demás. Obvio que hay cosas que nosotros los alumnos/compañeros vemos que los docentes no pueden ver en un panel o en una maqueta. Me sentí molesto porque hubo 2 TPs en paralelo, poniendome un poco dramático en algún momento pensé "los mandaron a morir", para el que cursa varias materias más en simultáneo, puede ser fatal. Cuando cambié de cátedra tras D1, una de mis razones fue el TPHB, me parecía demasiado, y aún ahora pienso lo mismo. 2Tps en diseño es demasiado y este cuatrimestre decidieron aplicar los trabajos en paralelo, realmente hacía falta? Enseñar en una teórica de deisño de servicios la importancia de un trabajo de ese tipo de manera grupal, para que una parte algunos deban resolverlo solos? e incluso condicionados por la investigación hecha en grupo quizás? Somos algunos culpables de no haber podido ayudar a los 5 que se fueron por la puerta de atrás?
El sacrificio, el esfuerzo no se puede reflejar en un render, y es lo triste también que tiene esta carrera. Porque no podemos mentirnos de que esta carrera es completamente hermosa. Porque más de una vez me sorprendió diciéndome a mi mismo "podrías haber elegido otra carrera" mientras corría a plotear un panel o lijando una maqueta. Que es única si, que es exigente y saca los límites físico/mentales de uno? COMPLETAMENTE, pero también se siente injusta, cuando ves a alguien que se rompe el lomo para levantar una mala nota y no alcanza, cuando ves a alguien que come como puede para poder comprar lo que hace falta. Son los precios que se pagan y somos adultos conscientes de lo que uno debe hacer y lo que no, pero no quita ese sabor a injusto.
Me faltan terminar 5 materias a mi, contando las del CBC, ya hice 27 de 32, estoy con un pie adentro. Y lo único que espero es que cuando salga por la puerta principal, con ese cartoncito amarillo con 32 firmas poder decir "que todo este esfuerzo haya valido la pena", y sé que si, lo va a valer, porque en mi casa un titulo universitario es lo máximo, es el pendiente en mi familia, estoy tan cerca. DA MIEDO!!
Y todo esto, por qué? porque aprendí que hay un tiempo para decir las cosas, las buenas, las malas, las feas, las más lindas. Porque aprendí que decir las cosas en caliente no sirve, te quemas el paladar y después te molesta por un tiempo, pero no hay que decirlas en muy frío tampoco, porque uno ya no lo siente igual y no tiene el mismo gusto.
Mi ciclo entre la cátedra y yo termina, por qué? Porque antes de terminar quería darle una 2da oportunidad, pero ya sabía que no seguiría para D5, por lo que dije del TPHB, por no buscar enfrascarme con 2 cátedras solamente y ahora se suma esta experiencia extraña en D4 (porque no fue mala tampoco, pero no fue lo que esperaba), aunque me gustaría que esto último no fuera un factor determinante. Quizás un cuarto factor sea la incertidumbre, sería más facil para mí elegir qué seguir si me pudieran decir "en Diseño 5 vamos a hacer X", porque es la parte final y quiero hacer algo que me motive, para que no termine odiando otro TP, ya he odiado varios en mis cursadas, me hubiera gustado al menos salir de la última charla con la certeza de lo que Rondina 5 tenga para ofrecerme. No necesito más incertidumbre, en este momento esperaba algo concreto, y eso creo que es un motivo más para esta decisión. Aprendí muchas cosas? Si. Disfruté la cursada? Aún no puedo decirlo con certeza, pero me quedo con muchas cosas positivas.
Esto se hizo largo, espero que alguien lo lea completo, y sino al menos sirvió para descomprimir un poco la mente respecto a esta cursada.
Espero todo sirva para mejorar y para que mejore, espero poder seguir aprendiendo de todo esto aún tiempo después.
No pude despedirme de los docentes, así que los saludo cordialmente a todos. y Muchas Gracias
p/d: Por qué Matías casi no habla en las devoluciones?
Qué me dejó esta cursada? Apa, que pregunta no?
Me hizo conocer a mucha gente, porque cuando llegas a esta altura de la carrera tras 5 años de cursadas decís: "ahh ya los conozco a todos, al menos de vista" y te equivocas, ves gente nueva y pensás "y este? de donde salió?". Si, conocí gente nueva y me acerqué a otros que conocía pero que no había tenido oportunidad de interactuar antes. Ese saldo es positivo, si alguno de mi grupo del TP1B lee esto, fue un gustazo laburar con todos! Comí muchas cosas ricas y me divertí muchisimo.
Hacía mucho que no trabajaba en grupo para la materia Diseño (desde mitad de Diseño 2 en Naso). Y la verdad que tengo que dar gracias que fue un grupo que siempre nos llevamos bastante bien para trabajar.
Respecto a los contenidos, aprendí a profundizar todo lo que respecta al usuario, a lo que es que te saquen de tu zona de confort (SI, una cosa es salir otra es que te saquen), lo que termina desembocando a otra mirada del diseño. Y a todo eso sumemos lo que ya expresé en posts pasados (ver "Magia" y "Puerta de Servicio").
Ahora, vamos a lo crudo. La metodología de las clases, donde empezar?? Primero, antes de nada, quiero resaltar que más allá de lo que ponga, creo que los docentes son muy capaces para un taller de D4, no fueron condescendientes conmigo en absoluto y eso es algo muy positivo, sobre todo en una carrera donde muchos docentes se suben a un pony y te tratan como boludo o se cruzan con uno y los terminas sufriendo, valoro esa actitud.
Las dinámicas de las clases, fueron muy extrañas, si bien en todas las materias para corregir los tiempos se desorganizan, Acá parecián muchas veces un grupo novato de docentes y eso no está bueno, porque se nota que tienen mucha capacidad todos, pero el desorden a veces era muy notorio y más al final en el que ya todos teníamos más confianza.
Porqué nunca llegué a una clase ya empezada?? No soy una persona puntual, pero llegando 19:30/19:45, nunca me perdí nada de una clase. Y eso si que nunca me pasóantes, y después se pagaba ese tiempo saliendo 23:30 hs.
Después me remito al TP1A, Por qué la primera corrección de propuestas formales fue una pre-entrega?? Tengo que admitir que a partir de esa corrección me preocupé un poco, incluso recién me alivié cuando se devolvieron las notas porque pensaba constantemente: qué es lo que está mal? qué no estoy entendiendo? el tiempo apremió mucho, me guié mucho por el enunciado y cuando descubrí que no había que ser textual no había tiempo para un cambio brusco. Además, cómo hacerlo? Me plagué de dudas, y más después de la pre-entrega final, porque ya no supe si estaba bien pero no lo estaba explicando, o estaba mal y tenía que laburar. No sentí correcciones claras, o no entendí una guía a veces donde apuntar. Y qué pasa con eso, terminas entregando algo que es una completa incertidumbre, no por lo que haces sino por lo que puede ser. Porque siempre decís "bueno esto está para un 4" o "para un 6/7" pero acá ya no sabía, solo podía distinguir algunos TPs de compañeros que era obvio que les iba a ir bien, porque habían entendido (o ya tenían entendido) el hilo que buscaban. Esa textualidad la sufrí yo, la sufrimos un par más que veníamos de otras cátedras, quizás sea culpa nuestra, pero me pareció extremo que las primeras correcciones de propuestas formales fueran 2 semanas antes a la entrega, como haces para resolver algo rápido, hostigado por el tiempo, las otras materias, y las correcciones nublosas que no te terminan orientando sobre qué hacer.
Hubo criterios para algunas cosas que no compartí con el grupo docente, no solo con mis devoluciones, sino con varias otras (porque entre todos sabemos o conocemos como le va a los demás, solo es prestar un poco de atención). Eso me confundió también, cosas que "respondian" y que "no respondían" a los incisos de corrección, cosas que estaban "bien" y cosas que estaban "mal" que condicionaron notas, y a la larga, condicionaron a gente.
Por qué perder tiempo armando algunas presentaciones? Las van a leer? va a importar si está todo prolijo en el Illustrator e impreso a tiempo para corregir? qué cosas debo poner gráficamente en los paneles? Si busco justificar las decisiones que tomé, pero hubo algo que faltó, no alcanza? Puedo hacer algo "inviable" y aprobar? Qué es complejizar una secuencia y qué simplificarla? Cómo expreso las posibles secuencias operativas sin necesitar 10 paneles A1 para solo mostrar eso? y cómo muestro una sin que sea tomada como "ideal" sino como la más probable? Podía no ir durante todo el TP? o sea, podría haber faltado y no hubiera influido absolutamente en nada? Por qué en un TP de Servicios me dan a entender que lo que importa es el concepto, no es servicio en sí? . Esas preguntas por momentos no supe responder, otras se respondieron solas con el tiempo, y otras tengo que aprender a encontrarles su respuesta, aún así, fueron unas de las tantas preguntas que me hice en este cuatrimestre que pasó.
Sentí desorden, por momentos juro que lo sentía, lo podía oler entrando a la 306, la teórica de Mariana Salgado no llegué, me la perdí, cuando fui a la sala de teleconferencias ya estaban saliendo todos, dijeron que esperemos un ratito (habrá sido media hora), entramos al taller, hicieron una devolución y a las 20:30 estaba en la parada del 37, por qué? por qué ya estoy volviendome a casa? quedaban 2:30hs y no las estabamos usando. Esas cosas eran tan "frustantes" (no encontré otra descripción más cercana a lo que quiero expresar), porque 2 clases después no nos alcanzaba el tiempo para corregir. Insisto, no es por incapacidad de los docentes de enseñar, es la falta de orden que hace mucho ruido. Estas cosas termina provocando muchas veces la "metodología del poncho" (este es otro de mis posts) . Todo termina haciendose a los ponchazos, a las corridas y no está bueno, no salen muchas cosas positivas así. Lo sabemos todos.
No se si se notó, el día de la devolución final no estaba del todo contento, y no pasaba por mi o por como me había ido en los trabajos o en la nota final, porque en esta carrera una nota no define quien sos o lo que podes hacer, porque un diseñador no es solamente hacer un producto lindo o funcional. Son muchas cosas. Hubo gente que no estuvo en esa charla, que tuvieron una charla previa antes, y que debían estar con los demás. Obvio que hay cosas que nosotros los alumnos/compañeros vemos que los docentes no pueden ver en un panel o en una maqueta. Me sentí molesto porque hubo 2 TPs en paralelo, poniendome un poco dramático en algún momento pensé "los mandaron a morir", para el que cursa varias materias más en simultáneo, puede ser fatal. Cuando cambié de cátedra tras D1, una de mis razones fue el TPHB, me parecía demasiado, y aún ahora pienso lo mismo. 2Tps en diseño es demasiado y este cuatrimestre decidieron aplicar los trabajos en paralelo, realmente hacía falta? Enseñar en una teórica de deisño de servicios la importancia de un trabajo de ese tipo de manera grupal, para que una parte algunos deban resolverlo solos? e incluso condicionados por la investigación hecha en grupo quizás? Somos algunos culpables de no haber podido ayudar a los 5 que se fueron por la puerta de atrás?
El sacrificio, el esfuerzo no se puede reflejar en un render, y es lo triste también que tiene esta carrera. Porque no podemos mentirnos de que esta carrera es completamente hermosa. Porque más de una vez me sorprendió diciéndome a mi mismo "podrías haber elegido otra carrera" mientras corría a plotear un panel o lijando una maqueta. Que es única si, que es exigente y saca los límites físico/mentales de uno? COMPLETAMENTE, pero también se siente injusta, cuando ves a alguien que se rompe el lomo para levantar una mala nota y no alcanza, cuando ves a alguien que come como puede para poder comprar lo que hace falta. Son los precios que se pagan y somos adultos conscientes de lo que uno debe hacer y lo que no, pero no quita ese sabor a injusto.
Me faltan terminar 5 materias a mi, contando las del CBC, ya hice 27 de 32, estoy con un pie adentro. Y lo único que espero es que cuando salga por la puerta principal, con ese cartoncito amarillo con 32 firmas poder decir "que todo este esfuerzo haya valido la pena", y sé que si, lo va a valer, porque en mi casa un titulo universitario es lo máximo, es el pendiente en mi familia, estoy tan cerca. DA MIEDO!!
Y todo esto, por qué? porque aprendí que hay un tiempo para decir las cosas, las buenas, las malas, las feas, las más lindas. Porque aprendí que decir las cosas en caliente no sirve, te quemas el paladar y después te molesta por un tiempo, pero no hay que decirlas en muy frío tampoco, porque uno ya no lo siente igual y no tiene el mismo gusto.
Mi ciclo entre la cátedra y yo termina, por qué? Porque antes de terminar quería darle una 2da oportunidad, pero ya sabía que no seguiría para D5, por lo que dije del TPHB, por no buscar enfrascarme con 2 cátedras solamente y ahora se suma esta experiencia extraña en D4 (porque no fue mala tampoco, pero no fue lo que esperaba), aunque me gustaría que esto último no fuera un factor determinante. Quizás un cuarto factor sea la incertidumbre, sería más facil para mí elegir qué seguir si me pudieran decir "en Diseño 5 vamos a hacer X", porque es la parte final y quiero hacer algo que me motive, para que no termine odiando otro TP, ya he odiado varios en mis cursadas, me hubiera gustado al menos salir de la última charla con la certeza de lo que Rondina 5 tenga para ofrecerme. No necesito más incertidumbre, en este momento esperaba algo concreto, y eso creo que es un motivo más para esta decisión. Aprendí muchas cosas? Si. Disfruté la cursada? Aún no puedo decirlo con certeza, pero me quedo con muchas cosas positivas.
Esto se hizo largo, espero que alguien lo lea completo, y sino al menos sirvió para descomprimir un poco la mente respecto a esta cursada.
Espero todo sirva para mejorar y para que mejore, espero poder seguir aprendiendo de todo esto aún tiempo después.
No pude despedirme de los docentes, así que los saludo cordialmente a todos. y Muchas Gracias
p/d: Por qué Matías casi no habla en las devoluciones?
jueves, 11 de julio de 2019
TP1B : Hipótesis y proceso
A partir de las conclusiones que fuimos sacando del trabajo del TP1A. Fuimos viendo qué cosas deberían mejorarse o podrían ser mejoradas para el desarrollo del TP1B.
En base a eso, pudimos definir ciertas hipótesis y luego de distintas pruebas pudimos ir concluyendo en lo que terminaría siendo el producto final.
Tras todo el proceso de rediseño y ajuste , y tras muchas pruebas tanto de materialidad y de usabilidad, pudimos llegar a un prototipo funcional que respondía a nuestras hipótesis para conseguir un producto lo más apto posible.
En base a eso, pudimos definir ciertas hipótesis y luego de distintas pruebas pudimos ir concluyendo en lo que terminaría siendo el producto final.
Tras todo el proceso de rediseño y ajuste , y tras muchas pruebas tanto de materialidad y de usabilidad, pudimos llegar a un prototipo funcional que respondía a nuestras hipótesis para conseguir un producto lo más apto posible.
jueves, 4 de julio de 2019
Puerta de Servicio
El cuatri se termina. Si! ya se termina, y la primera puerta que cierra esta cursada de Diseño 4 fue el TP de Diseño de Servicios.
Pero personalmente no fue una puerta común, pareció mas de las puertas giratorias, que entrás y no sabes que hacer, si tirar, si avanzar antes que te choque de atrás o qué y cuando te diste cuenta, ya estabas del otro lado.
Diseñar no es fácil, y menos cuando el diseño deja de ser algo tangible y pasa a ser una experiencia, pero no porque no haya algo concreto sino porque para este trabajo práctico tuvimos que trabajar en el diseño de un servicio, y que aunque intervenga un producto tangible, hay que concentrarse en eso: la experiencia.
Me hubiera gustado que no haya tenido que ser una puerta giratoria, sino una común al menos, de las que vas abriendo con cuidado si es necesario o fuerte si así lo requiere. Sentí que no tenia el control sobre esta puerta, y ni ella sobre mi, solamente, entré, y cuando me di cuenta ya estaba afuera, muriéndome de frió, parte por el clima, parte por el sueño y parte por el abrigo que traía puesto, porque fue tan rápido que no llegué ni abrigarme para salir.
Quería investigar un poco más en el diseño de Servicio. La charla de Paulina fue bastante rica en conceptos (de esos que decís "por qué no te dicen esto al comienzo de la carrera", que repetís una y otra vez en las materias avanzadas), fue muy rica en ideas y en un nuevo punto de vista. Este cuatrimestre fue un bombardeo de perfiles distintos que podemos explorar, que a alguien que no sabe QUÉ HACER cuando termine de cursar, le llena la cabeza más de preguntas que de respuestas. Y hubiera sido lindo poder explorar este perfil, al menos saborearlo mejor. El montón de cosas que la facultad te pone a estas alturas del cuatrimestre,no te dejan a veces disfrutar nada, te lo metes a la boca y tenes que tragar rápido para no ahogarte porque ya estamos a las corridas -Si si estoy con las analogías a lo loco- y si caminas un poco, te pasan por encima.
Que conocí una puerta de este lado del Diseño? Si, absolutamente. Y espero que en algún momento mi recorrido como diseñante me acerque de nuevo a esa puerta, porque lo que pude espiar de lo que hay del otro lado, se ve bastante interesante. No todo lo importante sale por la puerta principal, también hay que aprender a usar las de servicio de vez en cuando.
En fin, mejor que agarre algo de abrigo y que empiece a revisar donde puse la llave. Porque queda una puerta más, y afuera hace mucho frio.
Pero personalmente no fue una puerta común, pareció mas de las puertas giratorias, que entrás y no sabes que hacer, si tirar, si avanzar antes que te choque de atrás o qué y cuando te diste cuenta, ya estabas del otro lado.
Diseñar no es fácil, y menos cuando el diseño deja de ser algo tangible y pasa a ser una experiencia, pero no porque no haya algo concreto sino porque para este trabajo práctico tuvimos que trabajar en el diseño de un servicio, y que aunque intervenga un producto tangible, hay que concentrarse en eso: la experiencia.
Me hubiera gustado que no haya tenido que ser una puerta giratoria, sino una común al menos, de las que vas abriendo con cuidado si es necesario o fuerte si así lo requiere. Sentí que no tenia el control sobre esta puerta, y ni ella sobre mi, solamente, entré, y cuando me di cuenta ya estaba afuera, muriéndome de frió, parte por el clima, parte por el sueño y parte por el abrigo que traía puesto, porque fue tan rápido que no llegué ni abrigarme para salir.
Quería investigar un poco más en el diseño de Servicio. La charla de Paulina fue bastante rica en conceptos (de esos que decís "por qué no te dicen esto al comienzo de la carrera", que repetís una y otra vez en las materias avanzadas), fue muy rica en ideas y en un nuevo punto de vista. Este cuatrimestre fue un bombardeo de perfiles distintos que podemos explorar, que a alguien que no sabe QUÉ HACER cuando termine de cursar, le llena la cabeza más de preguntas que de respuestas. Y hubiera sido lindo poder explorar este perfil, al menos saborearlo mejor. El montón de cosas que la facultad te pone a estas alturas del cuatrimestre,no te dejan a veces disfrutar nada, te lo metes a la boca y tenes que tragar rápido para no ahogarte porque ya estamos a las corridas -Si si estoy con las analogías a lo loco- y si caminas un poco, te pasan por encima.
Que conocí una puerta de este lado del Diseño? Si, absolutamente. Y espero que en algún momento mi recorrido como diseñante me acerque de nuevo a esa puerta, porque lo que pude espiar de lo que hay del otro lado, se ve bastante interesante. No todo lo importante sale por la puerta principal, también hay que aprender a usar las de servicio de vez en cuando.
En fin, mejor que agarre algo de abrigo y que empiece a revisar donde puse la llave. Porque queda una puerta más, y afuera hace mucho frio.
martes, 18 de junio de 2019
Charla de Gestión Estratégica por A. Rondina
El diseño terrenal
La Jefa de cátedra Anabella Rondina nos dio una charla sobre Diseño y Gestión: que terminó siendo mas una teórica de "realidad laboral" en varios sentidos.Porque en la carrera aprendemos a diseñar, a ver qué procesos vamos o podemos usar para producir las cosas pero, el golpecito de realidad de: y eso como se va a financiar?, no lo vemos seguido.
Lo que vamos aprendiendo es a tomar decisiones y armar prototipos, maquinas para tecno y paramos de contar. Pero los prototipos los hacemos con un material símil o un proceso distinto al que queremos usar, por los medios, la plata disponible o por los conocimientos. Ahora tenemos que ser conscientes de que no todas esas decisiones finales serán nuestras (quizás podamos tener la suerte que si de alguna manera independiente, pero estamos viendo el caso más "terrenal" de trabajo futuro).
Un proyecto ya no es solo convencer al cliente/usuario (SII la palabrita TABÚ), hay que convencer también al que lleva la batuta, porque para que llegue al consumidor primero hay que hacerlo y para hacerlo hay que invertir en lo que haga falta, sea una nueva manera de producir, una tercerización o aunque sea simplemente comprar un poco más del material que ya se usa, sabemos que todo tiene un precio para empezar.
La gestión es riesgos, es pararse y tomar decisiones que van más allá de que una curva sea más o menos cerrada o que una buña resalte más que otra. Ahora todo es estratégico, una mala estrategia y se pierde una batalla, una buena te hace ganarla, y en el mundo real, las guerras pueden tener una sola batalla, así que una mala decisión (sea de producción, pertinencia del tiempo/espacio, diseño) puede significar una victoria y una derrota.
Ahora esto ya tiene otro sentido, otro toque, ahora ya empezamos a ver que todo lo que hagamos tiene una equivalencia, todo detalle de diseño puede significar una ventaja o no a la hora de invertir. A veces puede ser que nuestras decisiones ya se basen en lo que se va a poder hacer, y quizás podamos sacarle el jugo a ese proceso y a todo lo que lo conlleve (como contó el trabajo de aserraderos y mobiliario en 2002), a veces tengamos que arriesgarnos y meternos de cabeza en un proceso nuevo.
El sabor del diseño
El diseño ahora va a tener otro sabor, ahora lo salado y lo amargo no va a ser un 2 o un 4, o una "tirada de orejas" de los docentes, ahora va a ser una pérdida de plata o un acumulado de un stock que quizás no salga. Pero el diseño también es dulce, ahora las cosas ya no van a quedar solamente en el pasillo del tercer piso o simplemente un posteo compartiendo nuestros trabajos para que una tía amorosa nos diga simplemente "hay que lindo eso, yo quiero uno", ahora vamos a empezar a generar cosas para el mundo, cosas que realmente la gente va a adquirir, aunque nadie sepa quién la diseñó, quizás podamos tener la suerte de ir por la calle y decir "esto lo diseñé yo".Porque la vida es esto, las decisiones, y la gestión es como vamos a ordenar esas decisiones para que sean lo más fructíferas posibles (porque dudo mucho que alguien quiera equivocarse). Y el diseño es lo mismo, y sabemos que todo lo que nos rodea necesita diseño, nos metimos en un universo laboral no menor y del que podemos ser protagonista del día a día de la gente sin que ellos lo sepan.
jueves, 6 de junio de 2019
La metodología del poncho
Si bien la idea de este esquicio es leer el Manifiesto Pedagógico de la cátedra, analizarlo e "intervenirlo" o quizás marcar ciertos puntos en común, mientras leía se me venían a la mente algunas cosas que pueden o no estar relacionadas con los diferentes ejes del mismo, y algunas quizás pueda ligarlas más a mi experiencia al TP1A pasado.
(NDA: a veces hablaré en plural para expresarme desde un punto de vista como un alumno "promedio", en base a lo que viví tanto yo como compañeros de cursada)
Si bien lo que dice el manifiesto debería aplicarse en todas las cátedras y materias de la carrera, la materia DISEÑO, es un tanto incierta, porque a diferencia de Tecnología o Morfología (tomando como referencia las troncales), no hay una metodología definida a cómo diseñar o de qué manera afrontar un trabajo de diseño. Y en parte corre por la diferencia que hay entre cada docente. Siempre me fue más simple trabajar cuando un docente te genera preguntas para cómo diseñar, pero fue más común cruzarme con docentes que más que preguntas generaron dudas y en mi carrera estudiantil en esta facultad he visto muchas buenas ideas o conceptos diluirse por ese motivo. Siempre una pregunta bien planteada (ya sea por las palabras o incluso el modo en que se formulan, que no es algo menor) puede ser el mejor detonante para que nos planteemos nuevas alternativas, en cualquier etapa de un trabajo práctico. La duda puede ser fatal, nos da vuelta la cabeza, "¿lo que estoy haciendo está mal?", "no les gustó lo que estoy haciendo", "entendí cualquier cosa?". Para todo este proceso, siempre me pareció que la mejor forma de guiar a un alumno a encontrar su método de trabajo dentro de la metodología proyectual. No todos los docentes son iguales, y mucho menos los alumnos. Pero al implantar una duda o una negativa "injustificada" (tómese éste término tanto en el sentido de carecer de justificación como en la forma de no dar una justificación profunda de en qué estamos fallando), se genera una metodología de trabajar en la que muchos no aprendemos a diseñar, aprendemos a solucionar nuestros problemas "a los ponchazos".
La metodología del poncho es ineficiente, porque diseñar para salvar una entrega no es la solución, no aprendemos nada, si no aprendemos es porque algo no entendemos algo, y eso implica que si no entiendo lo que hago, quizás incluso no sepa como explicarlo. Si no me siento cómodo de lo que estoy haciendo, termino tomándole cierto rencor y empieza la sensación de no querer tocarlo simplemente porque ya no nos cae bien, y un trabajo que empieza super interesante, puede terminar en la nada misma, en la que uno solo quiere sacarse al menos un 4 para no bochar la materia. De esa manera, el esfuerzo que terminamos volcando en los trabajos no es para auto-superarnos, es para superar las expectativas de la materia.
Una buena orientación o un método correcto para que aprendamos no depende de que nos digan "qué hacer", sino en un empujoncito para nosotros pensemos "qué, cómo y por qué lo vamos a hacer". Que nos sientamos a gusto de hacer las cosas para una materia, y no hacerla por "obligación". Y si nos vemos obligados a hacer las cosas así, es porque también nos apremia el tiempo, la presión (en todos sus matices), las ganas de avanzar, y hasta incluso el contexto socio-político que nos rodee.
No todos los alumnos somos iguales, ya lo dije arriba y lo repito, no a todos nos sale un diseño a la primera, o a veces si pero no lo vemos o no lo sabemos aprovechar/administrar para sacarle el jugo, y a veces es porque venimos de trabajar con el método del poncho, y ya todo lo que hacemos es una duda constante. A otros diseñar nos cuesta, las crisis de "no siento que sirva para esto" vienen de la mano de este método incorrecto, y se le suman a muchos otros factores personales, después vemos a compañeros quedarse en el camino, algunos de manera temporal y otros de manera definitiva.
Los contenidos son incorrectos? Claro que no!. He entendido el punto de cada tema que he visto en durante la carrera, pero una mala orientación, me hace entenderla cuando ya terminó el trabajo. A veces, uno lo entiende durante el trabajo pero no podemos plasmarla de forma correcta en los trabajos. Lo que puede fallar en este sentido es el enfoque o la forma en la que se intenta que podamos adquirir dichos conocimientos pero eso no es algo que reprochar porque incluso los docentes aprender a la par nuestra al desarrollar algún trabajo práctico.
El taller, creo que el taller es un gran lugar que tenemos para aprender y que me parece que no le sacamos el jugo correctamente, y sobre todo en los talleres de diseño. En los primeros años aún no nos sentimos tan firmes para realizar críticas y demás. Pero a partir de los niveles superiores (D3, D4y5, en los que creo que son el momento correcto para empezar a definirnos como "diseñantes") la mecánica de aprendizaje se puede optimizar mucho más, en una simbiosis alumno-docente. Se aprovecha muy poco que tenemos 80 personas alrededor para ayudarnos y nos quedamos pendientes solamente de los docentes que son no mas de 6 por taller, y que muchas veces no los usamos a los 6 sino que si se dividen en subgrupos, por lo que solo podemos sacarle el jugo 2 o 3 por trabajo. Siempre se destaca que el DI no trabaja solo en el ámbito profesional, pero en clases podríamos aprender de mejor manera a hacer ese tipo de trabajo. Podríamos abrir muchísimo más el abanico proyectual si le sacamos el jugo al grupo de compañeros que tenemos alrededor. Empatizar con las ideas de otro y compartir todo eso es un arma poderosa de aprendizaje si se guía bien.
Por qué muchos se van temprano de clases o les da igual si llegan tarde o no, o por qué algunos deciden faltar? (aislando los casos en que las otras materias apremian, porque TODOS hemos faltado alguna vez a alguna clase solamente porque "no tengo ganas") Porque no le estamos encontrando al encanto a las clases para decir "mejor me quedo porque me puede llegar a venir bien quedarme un rato más". Muchas veces el "corrijo y me voy" es la carta de muchos compañeros, pero si consultamos, la respuesta más común al ¿Por qué te vas? es "ya corregí, no tengo más que hacer". Los talleres deberían ser centros de brainstorming, y no solamente donde vamos a corregir, y si eso no se refleja quizás sea porque no se está aplicando alguna forma para desatar esa tormenta.
Me gusta aplicar la evaluación como método de control, mientras se aplique durante todo el proceso de generación y formación de propuestas. Porque nos sirve para saber que es lo que realmente nos está haciendo falta ajustar, o en qué estamos encaminados, debería ser un poco más constante, a veces no alcanza con hacerlo una sola vez durante todo un TP, más si son complejos o extensos, eso también puede ayudar a los docentes a encontrar a los más flojos y poder focalizarse en esos casos para guiarlos de manera correcta para encaminarlos, y las pre-entregas a veces en su sola concepción a veces no nos aportan nada, muchas veces son un avance durante el TP (y muchas veces, se realizar con la metodología del poncho, así que imaginen esa bola de nieve después). La evaluación fragmentada es muy buena, porque entendemos mejor como y donde fallamos, y nos potencia a enfocarnos bien durante el proceso en como organizar el abordaje del proyecto.
Qué aprendemos de todo esto? Muchas cosas, y el camino que tengamos dentro de la facultad para aprender a diseñar es muy importante, porque es lo que vamos a utilizar a futuro, y si lo podemos madurar dentro y durante la cursada mucho mejor. Ayudemonos entre todos a aprender a diseñar, porque lo único que se tiene que aprender a los ponchazos es a vivir.
(NDA: a veces hablaré en plural para expresarme desde un punto de vista como un alumno "promedio", en base a lo que viví tanto yo como compañeros de cursada)
Si bien lo que dice el manifiesto debería aplicarse en todas las cátedras y materias de la carrera, la materia DISEÑO, es un tanto incierta, porque a diferencia de Tecnología o Morfología (tomando como referencia las troncales), no hay una metodología definida a cómo diseñar o de qué manera afrontar un trabajo de diseño. Y en parte corre por la diferencia que hay entre cada docente. Siempre me fue más simple trabajar cuando un docente te genera preguntas para cómo diseñar, pero fue más común cruzarme con docentes que más que preguntas generaron dudas y en mi carrera estudiantil en esta facultad he visto muchas buenas ideas o conceptos diluirse por ese motivo. Siempre una pregunta bien planteada (ya sea por las palabras o incluso el modo en que se formulan, que no es algo menor) puede ser el mejor detonante para que nos planteemos nuevas alternativas, en cualquier etapa de un trabajo práctico. La duda puede ser fatal, nos da vuelta la cabeza, "¿lo que estoy haciendo está mal?", "no les gustó lo que estoy haciendo", "entendí cualquier cosa?". Para todo este proceso, siempre me pareció que la mejor forma de guiar a un alumno a encontrar su método de trabajo dentro de la metodología proyectual. No todos los docentes son iguales, y mucho menos los alumnos. Pero al implantar una duda o una negativa "injustificada" (tómese éste término tanto en el sentido de carecer de justificación como en la forma de no dar una justificación profunda de en qué estamos fallando), se genera una metodología de trabajar en la que muchos no aprendemos a diseñar, aprendemos a solucionar nuestros problemas "a los ponchazos".
La metodología del poncho es ineficiente, porque diseñar para salvar una entrega no es la solución, no aprendemos nada, si no aprendemos es porque algo no entendemos algo, y eso implica que si no entiendo lo que hago, quizás incluso no sepa como explicarlo. Si no me siento cómodo de lo que estoy haciendo, termino tomándole cierto rencor y empieza la sensación de no querer tocarlo simplemente porque ya no nos cae bien, y un trabajo que empieza super interesante, puede terminar en la nada misma, en la que uno solo quiere sacarse al menos un 4 para no bochar la materia. De esa manera, el esfuerzo que terminamos volcando en los trabajos no es para auto-superarnos, es para superar las expectativas de la materia.
Una buena orientación o un método correcto para que aprendamos no depende de que nos digan "qué hacer", sino en un empujoncito para nosotros pensemos "qué, cómo y por qué lo vamos a hacer". Que nos sientamos a gusto de hacer las cosas para una materia, y no hacerla por "obligación". Y si nos vemos obligados a hacer las cosas así, es porque también nos apremia el tiempo, la presión (en todos sus matices), las ganas de avanzar, y hasta incluso el contexto socio-político que nos rodee.
No todos los alumnos somos iguales, ya lo dije arriba y lo repito, no a todos nos sale un diseño a la primera, o a veces si pero no lo vemos o no lo sabemos aprovechar/administrar para sacarle el jugo, y a veces es porque venimos de trabajar con el método del poncho, y ya todo lo que hacemos es una duda constante. A otros diseñar nos cuesta, las crisis de "no siento que sirva para esto" vienen de la mano de este método incorrecto, y se le suman a muchos otros factores personales, después vemos a compañeros quedarse en el camino, algunos de manera temporal y otros de manera definitiva.
Los contenidos son incorrectos? Claro que no!. He entendido el punto de cada tema que he visto en durante la carrera, pero una mala orientación, me hace entenderla cuando ya terminó el trabajo. A veces, uno lo entiende durante el trabajo pero no podemos plasmarla de forma correcta en los trabajos. Lo que puede fallar en este sentido es el enfoque o la forma en la que se intenta que podamos adquirir dichos conocimientos pero eso no es algo que reprochar porque incluso los docentes aprender a la par nuestra al desarrollar algún trabajo práctico.
El taller, creo que el taller es un gran lugar que tenemos para aprender y que me parece que no le sacamos el jugo correctamente, y sobre todo en los talleres de diseño. En los primeros años aún no nos sentimos tan firmes para realizar críticas y demás. Pero a partir de los niveles superiores (D3, D4y5, en los que creo que son el momento correcto para empezar a definirnos como "diseñantes") la mecánica de aprendizaje se puede optimizar mucho más, en una simbiosis alumno-docente. Se aprovecha muy poco que tenemos 80 personas alrededor para ayudarnos y nos quedamos pendientes solamente de los docentes que son no mas de 6 por taller, y que muchas veces no los usamos a los 6 sino que si se dividen en subgrupos, por lo que solo podemos sacarle el jugo 2 o 3 por trabajo. Siempre se destaca que el DI no trabaja solo en el ámbito profesional, pero en clases podríamos aprender de mejor manera a hacer ese tipo de trabajo. Podríamos abrir muchísimo más el abanico proyectual si le sacamos el jugo al grupo de compañeros que tenemos alrededor. Empatizar con las ideas de otro y compartir todo eso es un arma poderosa de aprendizaje si se guía bien.
Por qué muchos se van temprano de clases o les da igual si llegan tarde o no, o por qué algunos deciden faltar? (aislando los casos en que las otras materias apremian, porque TODOS hemos faltado alguna vez a alguna clase solamente porque "no tengo ganas") Porque no le estamos encontrando al encanto a las clases para decir "mejor me quedo porque me puede llegar a venir bien quedarme un rato más". Muchas veces el "corrijo y me voy" es la carta de muchos compañeros, pero si consultamos, la respuesta más común al ¿Por qué te vas? es "ya corregí, no tengo más que hacer". Los talleres deberían ser centros de brainstorming, y no solamente donde vamos a corregir, y si eso no se refleja quizás sea porque no se está aplicando alguna forma para desatar esa tormenta.
Me gusta aplicar la evaluación como método de control, mientras se aplique durante todo el proceso de generación y formación de propuestas. Porque nos sirve para saber que es lo que realmente nos está haciendo falta ajustar, o en qué estamos encaminados, debería ser un poco más constante, a veces no alcanza con hacerlo una sola vez durante todo un TP, más si son complejos o extensos, eso también puede ayudar a los docentes a encontrar a los más flojos y poder focalizarse en esos casos para guiarlos de manera correcta para encaminarlos, y las pre-entregas a veces en su sola concepción a veces no nos aportan nada, muchas veces son un avance durante el TP (y muchas veces, se realizar con la metodología del poncho, así que imaginen esa bola de nieve después). La evaluación fragmentada es muy buena, porque entendemos mejor como y donde fallamos, y nos potencia a enfocarnos bien durante el proceso en como organizar el abordaje del proyecto.
Qué aprendemos de todo esto? Muchas cosas, y el camino que tengamos dentro de la facultad para aprender a diseñar es muy importante, porque es lo que vamos a utilizar a futuro, y si lo podemos madurar dentro y durante la cursada mucho mejor. Ayudemonos entre todos a aprender a diseñar, porque lo único que se tiene que aprender a los ponchazos es a vivir.
lunes, 27 de mayo de 2019
La cima del árbol
Llegamos, en qué estado, no lo sé, pero llegamos. Cada uno a su modo, algunos más cómodos, algunos más ajustados, pero terminamos de trepar el árbol.
Pero, qué pasó en el camino? qué nos encontramos en la subida?. No fue fácil, empezar a tomar decisiones nunca lo es, porque empezamos a cargar no solo con la presión de las directivas que nos dan, sino también con las cosas que nosotros empezamos a definir, algunas con total sustento, otras por mero capricho. Y con el pasar del tiempo, al subir por las ramas del árbol, nos condiciona cada vez más en el objetivo al que apuntamos.
También empezamos a sufrir de dudas, empezamos a ver a compañeros tomando distintos caminos y a veces entra la duda de si nosotros estamos tomando el camino correcto, o si este camino va a llevarnos al fin que queremos. A veces nos abatatamos y paramos de trepar, por momentos no sabemos que hacer, algunos se quieren bajar, otros van a paso firme. Lo que hagamos repercute, de manera inmediata, o más adelante.
Y lo que venimos a buscar? Durante el ascenso fue incierto. Idealizarlo puede ser una trampa, porque nos cegamos de muchas otras opciones y variantes, y termina siendo una apuesta, y en las apuestas se gana o se pierde, no hay puntos medios. Cada clase fuimos progresando, de alguna manera. Porque para aprender no necesariamente tenemos que generar nosotros, a veces aprendemos más entendiendo a los demás, mirando cómo trabajan y su manera de interpretar las cosas. Y nos enriquecemos, de experiencias, de vivencias, sean positivas o negativas, pero que nos abren la cabeza, nos abren los ojos y a veces nos dan unos golpecitos en la cabeza para despertar alguna idea dormida.
Y esta trepada la hacemos solo nosotros? No, en absoluto, acá todavía contamos con guías pero no son de los que te dicen qué camino tomar y por donde ir. Son guías que nos muestran por donde podríamos ir, que nos ponen el límite cuando nos rezagamos, que si nos estamos desviando a veces nos sacuden la rama no para tirarnos, sino para que abramos los ojos y veamos por donde vamos, pero a la larga, estos guías intentan que lleguemos todos al mismo tiempo al final de la copa.
Y ahora se preguntan... cuál fue mi caso? El mio fue una escalada un poco accidentada, por momentos me perdí, me frustré, me quedé viendo que avancé por una rama que nos servía y por momentos tuve que vigilar que la rama no se rompa bajo mis pies antes que pueda encontrar otra por la cual seguir. Mi camino fue el mejor? Seguramente no, pero sé que podría haber sido mucho peor. Llegar al final del árbol implica que decidimos y que tuvimos convicción en esas decisiones, que alcanzamos un fruto de los tantos que podríamos haber conseguido, y sin importar el sabor que tenga, es el que nos llevamos a casa al final de estas semanas. Antes de bajarnos para subir al próximo árbol, solo queda disfrutar la vista, tomar aire y esperar.
El cansancio se hace sentir, el que tenga la oportunidad, descanse, porque nos lo tenemos merecido.
Pero, qué pasó en el camino? qué nos encontramos en la subida?. No fue fácil, empezar a tomar decisiones nunca lo es, porque empezamos a cargar no solo con la presión de las directivas que nos dan, sino también con las cosas que nosotros empezamos a definir, algunas con total sustento, otras por mero capricho. Y con el pasar del tiempo, al subir por las ramas del árbol, nos condiciona cada vez más en el objetivo al que apuntamos.
También empezamos a sufrir de dudas, empezamos a ver a compañeros tomando distintos caminos y a veces entra la duda de si nosotros estamos tomando el camino correcto, o si este camino va a llevarnos al fin que queremos. A veces nos abatatamos y paramos de trepar, por momentos no sabemos que hacer, algunos se quieren bajar, otros van a paso firme. Lo que hagamos repercute, de manera inmediata, o más adelante.
Y lo que venimos a buscar? Durante el ascenso fue incierto. Idealizarlo puede ser una trampa, porque nos cegamos de muchas otras opciones y variantes, y termina siendo una apuesta, y en las apuestas se gana o se pierde, no hay puntos medios. Cada clase fuimos progresando, de alguna manera. Porque para aprender no necesariamente tenemos que generar nosotros, a veces aprendemos más entendiendo a los demás, mirando cómo trabajan y su manera de interpretar las cosas. Y nos enriquecemos, de experiencias, de vivencias, sean positivas o negativas, pero que nos abren la cabeza, nos abren los ojos y a veces nos dan unos golpecitos en la cabeza para despertar alguna idea dormida.
Y esta trepada la hacemos solo nosotros? No, en absoluto, acá todavía contamos con guías pero no son de los que te dicen qué camino tomar y por donde ir. Son guías que nos muestran por donde podríamos ir, que nos ponen el límite cuando nos rezagamos, que si nos estamos desviando a veces nos sacuden la rama no para tirarnos, sino para que abramos los ojos y veamos por donde vamos, pero a la larga, estos guías intentan que lleguemos todos al mismo tiempo al final de la copa.
Y ahora se preguntan... cuál fue mi caso? El mio fue una escalada un poco accidentada, por momentos me perdí, me frustré, me quedé viendo que avancé por una rama que nos servía y por momentos tuve que vigilar que la rama no se rompa bajo mis pies antes que pueda encontrar otra por la cual seguir. Mi camino fue el mejor? Seguramente no, pero sé que podría haber sido mucho peor. Llegar al final del árbol implica que decidimos y que tuvimos convicción en esas decisiones, que alcanzamos un fruto de los tantos que podríamos haber conseguido, y sin importar el sabor que tenga, es el que nos llevamos a casa al final de estas semanas. Antes de bajarnos para subir al próximo árbol, solo queda disfrutar la vista, tomar aire y esperar.
El cansancio se hace sentir, el que tenga la oportunidad, descanse, porque nos lo tenemos merecido.
domingo, 19 de mayo de 2019
Magia (Charla de Mariana Salgado)
Tuvimos la oportunidad de tener una video conferencia con la DI Mariana Salgado.
Lo poco que nos anticiparon los docentes previamente me imaginé otro tipo de charla, con un enfoque más apuntado al trabajo que estamos haciendo con el TP de CRVS. Pero cuando empezó la charla y en el desarrollo de la misma, fue notorio que a muchos nos tomó por sorpresa la temática en la que abordaba la conferencia.
Si bien, en lo personal, siempre me pareció que el Diseño Industrial es una carrera amplia, escuchar a Mariana generó una especie de shock respecto a cómo ella estaba abordando el diseño y en qué lo estaba aplicando, pero con todas las experiencias y metodologías que aplicaba, no quedaba dudas que era Diseño. Cuando uno menos espera y cree que conoce el límite de esta carrera, aparecen estos momentos que nos muestran la importancia que estamos empezando a tener en las empresas, los roles que cumplimos y como podemos llegar incluso a ser una piedra angular en cualquier tipo de proyecto.
Muchos tienen en claro que van a hacer al recibirse, o de qué manera van a intentar desarrollar su carrera como diseñadores, pero estamos otros que aún estando en el tramo final, no tenemos claro qué vamos a hacer, a donde vamos a terminar y a veces esas incertidumbres nos generan ciertos miedos que a veces se manifiestan de manera inconsciente y por ende no sabemos como manejarlos. Las charlas como las de Mariana son detonantes, tantos positivos como negativos, porque encontramos más oportunidades para los caminos que podríamos llegar a tomar, pero ante mayores oportunidades mucho mayores a veces se vuelven las dudas, y las vamos a aclarar cuando empiecen los momentos de rigor, y cuando menos nos demos cuenta, podríamos terminar en cualquier parte del mundo, haciendo lo que se nos ocurra.
Charlas como las de Mariana, te hacen pensar lo "mágica" que es nuestra carrera, y lo mágicos que podemos llegar a ser si nos lo proponemos...
Lo poco que nos anticiparon los docentes previamente me imaginé otro tipo de charla, con un enfoque más apuntado al trabajo que estamos haciendo con el TP de CRVS. Pero cuando empezó la charla y en el desarrollo de la misma, fue notorio que a muchos nos tomó por sorpresa la temática en la que abordaba la conferencia.
Si bien, en lo personal, siempre me pareció que el Diseño Industrial es una carrera amplia, escuchar a Mariana generó una especie de shock respecto a cómo ella estaba abordando el diseño y en qué lo estaba aplicando, pero con todas las experiencias y metodologías que aplicaba, no quedaba dudas que era Diseño. Cuando uno menos espera y cree que conoce el límite de esta carrera, aparecen estos momentos que nos muestran la importancia que estamos empezando a tener en las empresas, los roles que cumplimos y como podemos llegar incluso a ser una piedra angular en cualquier tipo de proyecto.
Muchos tienen en claro que van a hacer al recibirse, o de qué manera van a intentar desarrollar su carrera como diseñadores, pero estamos otros que aún estando en el tramo final, no tenemos claro qué vamos a hacer, a donde vamos a terminar y a veces esas incertidumbres nos generan ciertos miedos que a veces se manifiestan de manera inconsciente y por ende no sabemos como manejarlos. Las charlas como las de Mariana son detonantes, tantos positivos como negativos, porque encontramos más oportunidades para los caminos que podríamos llegar a tomar, pero ante mayores oportunidades mucho mayores a veces se vuelven las dudas, y las vamos a aclarar cuando empiecen los momentos de rigor, y cuando menos nos demos cuenta, podríamos terminar en cualquier parte del mundo, haciendo lo que se nos ocurra.
Charlas como las de Mariana, te hacen pensar lo "mágica" que es nuestra carrera, y lo mágicos que podemos llegar a ser si nos lo proponemos...
jueves, 2 de mayo de 2019
Enchinchada Virtual
Como dinámica forzada por el paro, nos dieron una actividad virtual para realizar que consitió en subir nuestras propuestas y después opinarnos entre pares, lo que está muy bueno para poder intercambiar ideas y puntos de vista para nuestro proceso, dado que muchas veces nos enfrascamos con cierta idea y está bueno ver el punto de alguien de afuera.
Por mi parte también generé mis puntos de vista al trabajo de compañeros.
1- Quizás sea por la primer propuesta que esbozaste, pero revería un poquito para que no sumes demasiados pasos previos y/o posteriores a la secuencia de uso, teniendo en cuenta factores de situación que tenes durante todo el proceso (incomodidad de los actores, posiciones y demás). Después me parece que podrías ajustar la redacción de la frase final, entendí lo que quisiste decir pero no está bien expresado me parece. De todas maneras veo el concepto al que estás apuntando.
2- Creo que también deberías ajustar la redacción, más que nada porque se lee un poco confuso, como si la función de desinfección se salteara a la del vaciado del mismo. Quizás analizaría un poquito más en cuáles fallas tiene el sistema de limpieza que ya se hace para complementarlo mejor. Quizás podrías acoplarlo para también facilitar ese paso ya que si lo vacias bien, es más fácil de limpiar.
3- Creo que está bien, solo que me parece un poco redundante la última parte, aunque puede ser porque ya después de leer todo junto lo tomo como sobreentendido. Si me hizo un poquitín de ruido la propuesta del giroscópio, o sea ya como propuesta concreta ya me imaginé algo bastante grande para el espacio de trabajo, pero la PC me parece bastante sólida.
Espero te sirvan mis apreciaciones y seguí así. Saludos!
Tu posicionamiento para generar las propuestas está bueno, porque respecto a los que ya ví, estás como en el mismo entorno pero en un puntito un tanto distinto y ya te permite generar tipos de propuestas diferentes al que muchos nos estuvimos o estamos imaginando.
A partir de los comentarios que recibí en mi posteo, empecé a ajustar un poco las propuestas conceptuales que había generado, por lo que me resultó muy positiva esta metodología de trabajo.
A seguir trabajando y a meterle pata a lo que se viene. Saludos!
Por mi parte también generé mis puntos de vista al trabajo de compañeros.
Blog de Manuela Triana
Hola Manuela. Me parece muy interesante el posicionamiento respecto a la higiene que decidiste tomar en base a la revisión de las conclusiones que habías sacado antes, y aún así en este paso de generación de propuestas tuviste en cuenta algunas cosas de las otras dos conclusiones. Respecto a las Propuestas Conceptuales:1- Quizás sea por la primer propuesta que esbozaste, pero revería un poquito para que no sumes demasiados pasos previos y/o posteriores a la secuencia de uso, teniendo en cuenta factores de situación que tenes durante todo el proceso (incomodidad de los actores, posiciones y demás). Después me parece que podrías ajustar la redacción de la frase final, entendí lo que quisiste decir pero no está bien expresado me parece. De todas maneras veo el concepto al que estás apuntando.
2- Creo que también deberías ajustar la redacción, más que nada porque se lee un poco confuso, como si la función de desinfección se salteara a la del vaciado del mismo. Quizás analizaría un poquito más en cuáles fallas tiene el sistema de limpieza que ya se hace para complementarlo mejor. Quizás podrías acoplarlo para también facilitar ese paso ya que si lo vacias bien, es más fácil de limpiar.
3- Creo que está bien, solo que me parece un poco redundante la última parte, aunque puede ser porque ya después de leer todo junto lo tomo como sobreentendido. Si me hizo un poquitín de ruido la propuesta del giroscópio, o sea ya como propuesta concreta ya me imaginé algo bastante grande para el espacio de trabajo, pero la PC me parece bastante sólida.
Espero te sirvan mis apreciaciones y seguí así. Saludos!
Blog de Lucía Batista
Hola Lucía, estos tantos formatos distintos de blogs me re perdieron, no habia encontrado este post antes!.
Tu posicionamiento para generar las propuestas está bueno, porque respecto a los que ya ví, estás como en el mismo entorno pero en un puntito un tanto distinto y ya te permite generar tipos de propuestas diferentes al que muchos nos estuvimos o estamos imaginando.
Se nota bastante la postura para mejorar los aspectos existentes de la situación de cada actor en cada propuesta (para el asistente, asistido y la situación en común entre ambos ).
Quizás lo que te esté condicionando un poco es como estas presentando las propuestas, si bien la 1ra me parece que está bien , en la 2da me estaría costando imaginar un deposito de desechos, puedo imaginarme otro producto para lo que apuntás, quizás requieras un pequeño ajuste para que se comprenda mejor. Y respecto a la 3ra, si bien que tu producto tenga que cumplir todos los factores que mencionas (Comodidad, intimidad y usabilidad), creo que deberías focalizarte en fortalecer uno sobre los demás, aunque esto puede ser ya en un paso más avanzado.
Seguí trabajando asi! un Saludo!.
Blog de Albi Tabares
Buenas Albi!! Me gusta los enfoques que tomaste en las conclusiones, aunque en la primera no entiendo a qué te referís con asistencia tecnológica. Las propuestas creí entender el punto al que ibas, pero después viendo los referentes de Pinterest que pusiste me confundí un poco. Quizás haga un ajuste al redactar las propuestas (las siento muy acotadas). De todas formas creo como te dijeron los chicos, la 2 y 3 tiene mucho potencial para trabajar, la propuesta 1 me generaste una duda de hasta qué punto podemos expandirnos al generar propuestas. Pero no me desagrada mientras te sirva para lo que buscan los profes que guiemos el TP.
Un saludo!
Un saludo!
Blog de Nico Colautti
Hola Nico.
Me parece que aunque sabes que tus propuestas están preconfigurandote una tipología de producto, con un ajuste en la redacción puedas encaminarte bien para que te de las herramientas para generarte otra variedad de propuestas a las que te venís imaginando. Está bueno lo que filtraste de las conclusiones.
p/d: No usaría el término "desechos orgánicos" porque es MUY amplio.
Saludos!
Me parece que aunque sabes que tus propuestas están preconfigurandote una tipología de producto, con un ajuste en la redacción puedas encaminarte bien para que te de las herramientas para generarte otra variedad de propuestas a las que te venís imaginando. Está bueno lo que filtraste de las conclusiones.
p/d: No usaría el término "desechos orgánicos" porque es MUY amplio.
Saludos!
A partir de los comentarios que recibí en mi posteo, empecé a ajustar un poco las propuestas conceptuales que había generado, por lo que me resultó muy positiva esta metodología de trabajo.
A seguir trabajando y a meterle pata a lo que se viene. Saludos!
lunes, 29 de abril de 2019
Conclusiones y Propuestas
En base a lo que estuvimos viendo en las investigaciones, llegamos a un primer recorte del posicionamiento que vamos a tener con respecto al trabajo práctico, empezar a tantear algún posible usuario o una situación puntual.
Debido a esto teniamos que generar conclusiones propositivas que nos sirvan como un puntapié para la posterior generación de propuestas conceptuales.
Debido a esto teniamos que generar conclusiones propositivas que nos sirvan como un puntapié para la posterior generación de propuestas conceptuales.
Si bien tuve que revisar algunas cosas que después vi que no habían sido lo suficientemente claras para lo que seguía, generé las siguientes propuestas conceptuales, basando una en base a cada una de las conclusiones previas.
El objetivo sería generar un producto que aporte al asistido una mayor intervención en la secuencia de uso, principalmente al colocar y quitar la chata.
El objetivo sería poder conseguir cerrar la chata luego de retirarla, para evitar cualquier accidente. Podría generarse con una readaptación del material, o algún mecanismo que permita dejarlo cerrado hasta el momento de la limpieza.
Incluso con un buen desarrollo, puede acoplarse a la idea de la primera propuesta y generar alguna intervención por parte del asistido.
Propuesta Conceptual 3: Generar un orinal unisex.
Esta propuesta conceptual apunta a generar un producto que permita a cualquier usuario, contar con la intimidad necesaria durante la micción, para ello adaptarla para ambos géneros de forma que sea de uso universal y reemplace los orinales distintivos que se ven en el mercado actualmente. Se partiría con la base de la secuencia del uso de los papagayos.
Trepar
Luego de lanzada la consigna, empezó el trabajo real y con todas
las bases sobre qué tenemos que tener en cuenta para el diseño final, termina
siendo de una manera poética como un fruto en la copa de un árbol enorme, del
cual, tenemos que empezar a subir desde el tronco y treparlo rama a rama hasta
descubrir cuál es la que nos lleva a ese fruto en particular. Teniendo que
trepar y analizar por dónde ir, no solo por el hecho de llegar, sino por donde
nos es conveniente subir, tanto para no quedar colgados en la nada, como para
facilitarnos subir hasta la rama correcta.
El tronco es lo más rápido de
identificar, lo más evidente, la corteza gruesa de lo que debemos apuntar a
hacer, aunque también es lo más incierto pero que aun así es lo que empieza a
desplegar las ramas: Quienes? Como? Cuando? Por qué? Donde? y todas esas ramas debemos
analizarlas bien a todas por igual, pero mientras más uno se adentra en toda
esa investigación empieza a aparecer alguna que otra que nos interesa o nos
llama más la atención, y que empiezan a hacernos rondar en la cabeza las
primeras ideas, que nunca son concretas y que nos empiezan a generar más
preguntas que respuestas, no como una solución a algo malo, sino como alternativas
a lo que pasa, a lo que hay y cómo podríamos abordarlo. Ahondando en el tema,
Quienes lo usan? Cómo se usan los distintos sistemas ya existentes? Por qué se
usan como se usan o por qué son como son?
Para este trabajo tan particular, lo importante es empatizar para comprender mejor este
tema del que se habla tan poco y que quizás no se tiene siquiera conocimiento. Algunos
completamente fuera del tema, consultaron con profesionales o en hospitales y
entrevistas. Otros vivieron un poco más de cerca algo de todas estas
situaciones por lo que ya tienen cierto conocimiento de al menos un poco de
todo eso. Y algunos otros tuvimos pequeños acercamientos respecto a una situación de dependencia y ahora
empezamos a concientizar detalles que en su momento no le dimos importancia y
que son una pequeña soga que nos pueda ayudar más arriba en caso de necesitarla
para trepar.
Con el pasar de las clases, empezamos a subir más, empezamos ya a ser un tanto más selectivos, porque es un árbol y tiene muchos frutos, pero el que nosotros tenemos que alcanzar, no es igual que el que alcanzarán los otros. Y es un poco loco ver como todos partiendo desde la misma base, generamos cosas tan variadas (lo cual es una constante durante toda la carrera).
Con el pasar de las clases, empezamos a subir más, empezamos ya a ser un tanto más selectivos, porque es un árbol y tiene muchos frutos, pero el que nosotros tenemos que alcanzar, no es igual que el que alcanzarán los otros. Y es un poco loco ver como todos partiendo desde la misma base, generamos cosas tan variadas (lo cual es una constante durante toda la carrera).
Tuvimos una herramienta importante que fue la de un profesional de la salud, que en esta escalada nos sumó detalles tan importantes que nos hace ver todo lo que ya habíamos analizado hasta ahora de una manera más concreta, nos abrió los ojos, nos mostró ramas que no estábamos teniendo en cuenta y nos filtró algunas que podrían habernos hecho trastabillar un poco o hasta llevarnos a la nada. Todo eso permitió ayudarnos a posicionarnos en lo que vamos a hacer.
Ahora, solamente tenemos que seguir subiendo...
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