Llegamos, en qué estado, no lo sé, pero llegamos. Cada uno a su modo, algunos más cómodos, algunos más ajustados, pero terminamos de trepar el árbol.
Pero, qué pasó en el camino? qué nos encontramos en la subida?. No fue fácil, empezar a tomar decisiones nunca lo es, porque empezamos a cargar no solo con la presión de las directivas que nos dan, sino también con las cosas que nosotros empezamos a definir, algunas con total sustento, otras por mero capricho. Y con el pasar del tiempo, al subir por las ramas del árbol, nos condiciona cada vez más en el objetivo al que apuntamos.
También empezamos a sufrir de dudas, empezamos a ver a compañeros tomando distintos caminos y a veces entra la duda de si nosotros estamos tomando el camino correcto, o si este camino va a llevarnos al fin que queremos. A veces nos abatatamos y paramos de trepar, por momentos no sabemos que hacer, algunos se quieren bajar, otros van a paso firme. Lo que hagamos repercute, de manera inmediata, o más adelante.
Y lo que venimos a buscar? Durante el ascenso fue incierto. Idealizarlo puede ser una trampa, porque nos cegamos de muchas otras opciones y variantes, y termina siendo una apuesta, y en las apuestas se gana o se pierde, no hay puntos medios. Cada clase fuimos progresando, de alguna manera. Porque para aprender no necesariamente tenemos que generar nosotros, a veces aprendemos más entendiendo a los demás, mirando cómo trabajan y su manera de interpretar las cosas. Y nos enriquecemos, de experiencias, de vivencias, sean positivas o negativas, pero que nos abren la cabeza, nos abren los ojos y a veces nos dan unos golpecitos en la cabeza para despertar alguna idea dormida.
Y esta trepada la hacemos solo nosotros? No, en absoluto, acá todavía contamos con guías pero no son de los que te dicen qué camino tomar y por donde ir. Son guías que nos muestran por donde podríamos ir, que nos ponen el límite cuando nos rezagamos, que si nos estamos desviando a veces nos sacuden la rama no para tirarnos, sino para que abramos los ojos y veamos por donde vamos, pero a la larga, estos guías intentan que lleguemos todos al mismo tiempo al final de la copa.
Y ahora se preguntan... cuál fue mi caso? El mio fue una escalada un poco accidentada, por momentos me perdí, me frustré, me quedé viendo que avancé por una rama que nos servía y por momentos tuve que vigilar que la rama no se rompa bajo mis pies antes que pueda encontrar otra por la cual seguir. Mi camino fue el mejor? Seguramente no, pero sé que podría haber sido mucho peor. Llegar al final del árbol implica que decidimos y que tuvimos convicción en esas decisiones, que alcanzamos un fruto de los tantos que podríamos haber conseguido, y sin importar el sabor que tenga, es el que nos llevamos a casa al final de estas semanas. Antes de bajarnos para subir al próximo árbol, solo queda disfrutar la vista, tomar aire y esperar.
El cansancio se hace sentir, el que tenga la oportunidad, descanse, porque nos lo tenemos merecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario